Todos menos Milly y Pizzicato
Las velas se hinchan con un crujido grave, y el Furia de los Mares avanza majestuoso por las aguas oscuras, cortando el viento nocturno como un susurro decidido entre las sombras. En cubierta, nadie respira. El cutter de la Casa Vaeltharyn se alza a babor, largo, oscuro, elegante, como un depredador dormido.
Sus velas negras ondean sin sonido, y desde la cofa, la esfera de vigilancia gira lentamente, dibujando un arco letal con su fulgor púrpura. No hay gritos, ni señales de alarma. Solo el vaivén del mar, el roce de la madera… y ese ojo arcano, que parece no parpadear jamás.
Un instante.
Otro.
El Furia sigue avanzando. El silencio es insoportable.
Y entonces…
La esfera se detiene.
De golpe. Como si hubiera encontrado lo que buscaba.
Una línea de luz violácea se proyecta desde la cofa hacia el barco. No lo toca, no lo hiere. Pero lo siente. Pasa como una caricia helada por la cubierta, por las velas, por las almas. Atraviesa el maquillaje, las túnicas, los velos. Ronan nota cómo su cicatriz arde. María se estremece bajo el peso de una mirada que no pertenece a ningún hombre.
Bailey se aferra a su diosa. Rachel cierra los ojos. Elijah… no dice nada.
El ojo brilla un segundo más, y entonces, sin aviso, se apaga.
La esfera vuelve a girar como si nada. El cutter no se mueve.
Solo Jean Marie se atreve a soltar el aire que había contenido.
"Nos ha visto."
@Inkisidor
