Milly
Cuando Milly y Rhéon finalmente alcanzan el palco de los Vaeltharyn, el ambiente es radicalmente distinto al bullicio de la arena. Aquí, en la penumbra elegante de los asientos reservados para la élite, todo parece medido, cada palabra y cada gesto una pieza de un tablero más grande.
Calendor la recibe con la misma majestad que siempre lo envuelve, su porte impecable y su sonrisa afilada. La introduce al resto de los presentes, aunque solo Caelen, su hermano menor, parece prestarle verdadera atención.
En cambio, Eryndor, el patriarca de la familia, está inmerso en una conversación con otro hombre de apariencia distinguida. Su tono es bajo, pero su desaprobación es evidente en cada palabra.
"Espero que esta farsa termine rápido," murmura con evidente fastidio. "Los Vaeltharyn no estamos acostumbrados a este tipo de nimiedades. Nos hemos mantenido apartados de estas... disputas de salón por generaciones."
El dignatario que le acompaña asiente lentamente, midiendo su respuesta.
"Sin embargo, lord Eryndor, la ciudad parece mirar con nuevos ojos hacia vuestra casa. Hay quienes ven con buenos ojos vuestra participación en asuntos de mayor relevancia."
Eryndor resopla con impaciencia, como si el mero pensamiento de ello le resultara molesto.
"Los Vaeltharyn no somos políticos, somos guardianes del conocimiento. Dejamos que otros jueguen a gobernar mientras nosotros nos ocupamos de lo que realmente importa."
Calendor, que hasta ahora había permanecido en segundo plano, sonríe con sutileza.
"Y sin embargo, padre, la sabiduría sin influencia es un tesoro encerrado en una torre. ¿De qué sirve conocer los caminos de la magia si no podemos guiar a los demás por ellos?"
Eryndor le lanza una mirada afilada, pero su hijo mantiene su compostura impecable, la sombra de una convicción inamovible en su expresión.
Mientras tanto, Caelen, que hasta ahora había permanecido en silencio, desliza la mirada hacia Milly, o mejor dicho, Margarett. Su expresión es diferente: menos contenida, menos ensayada. Hay algo incómodo en su postura, algo que delata un descontento que no expresa en voz alta.
"¿Sabéis algo de magia defensiva, lady Margarett? " pregunta en un tono casual, aunque su mirada revela que la pregunta no es tan inocente como parece.
Su voz no es tan firme como la de su hermano mayor, y hay algo en su forma de hablar que sugiere que no está del todo conforme con lo que ocurre aquí. Como si tanteara el terreno. Como si buscara una salida.
Pero en este palco, entre los Vaeltharyn, hasta los silencios hablan.