Milly
Caelen no responde de inmediato. Sigue observando la arena, la mandíbula tensa, las sombras de las gradas alargándose sobre su rostro. Cuando finalmente gira la cabeza hacia Milly, su expresión es ilegible, pero el brillo oscuro en sus ojos lo dice todo.
Sin pronunciar palabra, alza una mano y la mueve con un gesto sutil, como el humo disipándose en el viento, como un susurro que se apaga antes de ser oído.
Evaporarse.
Ese es el destino del catalizador.
Milly siente un escalofrío recorrerle la espalda, pero Caelen ya ha desviado la mirada. Su voz es apenas un murmullo cuando añade, con la gravedad de quien sabe que está entregando su última advertencia:
"Bajo esta arena hay más que sangre seca y huesos olvidados. Las catacumbas conectan Daggerford, de la arena al templo de Mask, un antiguo teatro, el templo de Lathander… y las entrañas de la fortaleza de Lady Morwen."
Su mano se cierra en un puño sobre la barandilla, como si cada palabra le costara desprenderse de ella.
"Puede ser tu única escapatoria."
Luego, como si hablara para sí mismo, deja caer un último acertijo:
"Donde el hierro toca la piedra y las sombras nunca se quedan quietas… ahí es donde el camino se abre."
No dice más. No necesita hacerlo.
Las palabras de Caelen apenas se han disipado en el aire cuando Calendor deja de hablar con su padre y el dignatario. Algo en su expresión cambia, como si de repente hubiera tomado plena conciencia de la conversación entre su hermano y Milly.
Sin vacilar, avanza con paso decidido. Su presencia, como siempre, es impecable, revestida de majestad y control absoluto. Su sonrisa, ligera y afilada, apenas deja entrever lo que piensa realmente.
Antes de que Milly pueda reaccionar, Calendor la toma suavemente del brazo, con el gesto elegante de un noble que guía a una dama, pero con la firmeza de alguien que no acepta una negativa.
"Lady Margarett, permitidme un momento de vuestra compañía," dice, con una cortesía que no da opción a réplica.
Sin soltarla, la aparta con naturalidad del palco familiar, llevándola a un palco contiguo, más discreto, más apartado. La distancia entre ellos y el resto se ensancha con cada paso, hasta que finalmente quedan solos.
Tira Inteligencia, Emily.