La dificultad en la suspensión de la incredulidad no radica en lo absurdo o irreal que sea el hecho a examinar, sino del contexto narrativo del mismo.
Por ejemplo, en Star Wars prácticamente todo el mundo habla o entiende el mismo idioma, todo el mundo respira el mismo aire y come la misma comida en todos los planetas, los cuales tienen una gravedad, ciclos de dÃa/noche y climas similares a la tierra. Es algo absurdamente ridÃculo a escala cósmica, algo que deberÃa activar nuestra incredulidad... pero que no lo hace, porque StarWars no es una saga de ciencia ficción dura, ni lo pretende en ningún momento.
Por otro lado, por poner un ejemplo que me llama mucho la atención, pondrÃa a Prometeus. En esa pelÃcula son un grupo de expertos, cientÃficos de toda clase, y cometen una serie de errores como: respirar aire de un planeta desconocido, el geólogo que traza el mapa es el que pierde, el biólogo experto en seres vivos no capta la amenaza de una cobra clarÃsimamente amenazante...
Estos errores, pese a ser muchÃsimo más pequeños e irrelevantes en comparación con los de StarWars, en este caso sà que activan nuestra incredulidad, porque Prometeus, sin ser ciencia ficción extremadamente dura, sà que pretende ofrecer cierto realismo y ser coherente con muchas reglas de la vida en el espacio.
Por lo tanto, el hecho en cuestión, como respirar aire de un planeta alienÃgena, en unos casos puede estar bien, y en otros ser un error garrafal para la narrativa. Lo que determina la suspensión de incredulidad, por ende, es el contexto, la propia narrativa.
Asà que el hecho de que en un Assassins Creed haya cosas antinaturales, irreales como el Papa lanzando rayos o un unicornio que hace las veces de montura, no significa que "todo lo que sea más real que eso ya vale." El Papa lanzando rayos se explica mediante sus artefactos y tecnologÃas avanzadas, lo mismo que el unicornio mascota no es más que un añadido cosmético que no tiene relevancia ni es canon. Pero el lenguaje inclusivo, por parte de un samurái del siglo 16, cuando es algo que ni siquiera está formalmente aceptado por la gente promedio en el año 2025, es claramente un elemento que distorsiona nuestra suspensión de la incredulidad.
En otras palabras: que me puedo creer que haya un unicornio como mascota, o que el Papa lance rayos y, al mismo tiempo, me parezca una barbaridad que pongan lenguaje inclusivo en la misma historia.