Todos
El grupo continúa avanzando entre los árboles. Los lobos ya no se esconden: se mueven a su alrededor con paso silencioso, formando un círculo amplio que se va estrechando poco a poco. María, con el instinto curtido de quien ha tratado con animales salvajes, comprende en seguida que aquello no es un comportamiento normal. No una manada defendiendo territorio. No lobos hambrientos. Es otra cosa: una coordinación extraña, casi metódica, como si respondieran a una orden que no debería existir.
Ronan siente un escalofrío familiar, uno que le trae de vuelta tardes de cómics con Ralph y aquellas historias de druidas, guardianes del bosque y sombras que podían susurrar a las bestias. Otra vez Ralph. Siempre Ralph.
Thorian chasquea la lengua.
"Nos están llevando por donde quieren", murmura, sin dejar de observar el movimiento del anillo de lobos. "Tenemos que decidir si seguimos o si rompemos el cerco."
Mira a Rachel, luego a Elijah, después a Bailey, evaluando cada detalle del entorno como quien se juega la vida en ello.
"Puede que los esté controlando el loco de la colina… o algo distinto. Pero nos están retrasando, y detrás viene el amigo de Elijah con un regimiento. Y delante, pues lo que sea que haya en el vado."
Thorian resopla, fastidiado. Luego, como siempre, deja que asome una media sonrisa, un gesto que parece sacado de otro mundo menos complicado que éste.
"En fin. Más vale ir preparados."
Y carga la ballesta con un clic seco que resuena entre los árboles.
Veis más de una docena de lobos, pero intuís más escondidos.