Me acabo de cargar al segundo boss de Valheim. Fue una batalla brutal. Empezaron a venir enemigos tanto invocados por él, como algunos que andaban por la zona. Incluido un puñetero troll que me estuvo tocando las narices bastante
El primer intento al boss fue infructuoso, pero no morí. Sencillamente el arco se rompió por desgaste, y cuerpo a cuerpo no tenía nada que hacer. Aproveché para mejorar el arco inicial todo lo que pude
El segundo intento fue mucho mejor. Además de que el troll no se apuntó demasiado a la fiesta y se quedó por ahí lejos la mayor parte del tiempo. Lo peligroso fue la cantidad de árboles que no paraban de caer por todas partes, derribados por el ataque a distancia del boss. Incluso utilizando coberturas rocosas, y un edificio de piedra cercano, tuve que correr mucho. Eso sí, una pedazo de experiencia, y me gustó más que el primer jefe del juego.
Descubrí finalmente un nuevo material en algunos de los árboles caidos más grandes, y así aproveché después para hacerme un nuevo arco, mejorarlo. Y planear qué cosas nuevas construir
Los dos días siguientes del juego me lo tomé con más calma. El primer día fui a pasear por el bosque cercano a mi casa (ni siquiera correr, sino aprovechar a dar un paseo para bajar la tensión del día anterior), hasta que encontré un roble en un claro del que sacar madera de calidad.
El día siguiente me lo pasé organizando un poco las cosas y haciendo alguna pequeña mejora. Como por ejemplo un banco para sentarse, en la zona alta de la villa que tengo mirando al mar. Fue interesante tomarme el juego con calma y observar la vista pensando qué hacer los próximos días.
Tengo pendiente mejorar el pico con los nuevos materiales, y alguna cosa más antes de ir al pantano a ver qué me encuentro.
Valheim es un juego que me ha sorprendido gratamente. Para ser procedural tiene mucha coherencia, y además luce de maravilla. Y si te lo tomas con calma está muy bien