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1. Prólogo…
Ya hacía más de un año que Zsadist @Isolee había tenido LA conversación con la Virgen Escribana y seguía dándole vueltas al asunto, con esa idea en la cabeza se recuesta cada mañana en la cama de su cuarto y se queda dormido, aunque ese día, por el motivo que fuera, sus pesadillas eran más vívidas de lo normal.
Ante sus ojos, como flotando en el aire, aparece la figura de su antigua captora, Catronia, alertado, intenta matarla cogiéndola del cuello, pero nota que tiene las muñecas y los tobillos atados a la cama, la cuál se ha transformado en una especie de potro de tortura de acero frío. Ella se ríe a carcajadas.
—No luches, estás justamente donde deberías estar, amado mío— las palabras salen de su boca siseando, mientras sigue flotando lentamente alrededor del potro, sin quitar la vista de Zsadist, sostiene en la mano una vela negra que enciende con la mente.
Zsadist intenta decir algo, gritar, pero de su boca no sale ningún sonido.
La Sympath va volcando la vela y dejando caer pequeñas gotas desde sus extremidades hacia el torso del vampiro, finalmente vuelca la cera en el pecho de Zsadist.
Se despierta sobresaltado por el dolor, se mira el pecho y observa unas marcas rojas que le resultan familiares y le provocan escalofríos, como si realmente la vela le hubiera quemado la piel, como si algunas marcas hubieran atravesado el velo, unas marcas que sólo ha podido provocarle una persona…
Ya es noche cerrada y la increíble sed que siente lo hace desmaterializarse en el apartamento de Sally casi sin pensarlo. No había vuelto a beber de ella desde hacía más de un año, sí seguía, por contra, acechándola mientras dormía, llamándola con número oculto o siguiéndola cuando salía de noche. Desde aquella vez que no había sido capaz de borrarle la memoria, no había vuelto a dejarse ver, la sola existencia de aquella joven lo perturbaba, las dudas que había sembrado en él… Pero la pesadilla de aquella noche le había hecho buscar refugio allí por algún motivo.
Frente al cajón de Donatello saca el móvil de su bolsillo y le escribe un mensaje a su hermano: “Phury, necesito tu ayuda. Ha llegado el momento”. Zsadist sabe que Phury no necesita nada más para entender sus palabras: el arco de la venganza ha empezado…
Phury se encuentra en su habitación fumando cuando recibe el mensaje…
Butch y Vishous se encuentran en el salón de la mansión viendo un partido de los Red Soxs en la televisión, su colaboración en la investigación sobre el señor O y su amor por el baseball había dado como resultado un tandem humano vampírico interesante y Butch pasaba bastante tiempo en la mansión últimamente. Había bolsas de patatas sin acabar por toda la mesa, unas cuantas latas de cerveza y Vishous tenía un cigarrillo encendido en la mano.
—Menuda costumbre asquerosa, hermano, así no vas a encontrar a una… ¿cómo decís vosotros? ¿Shellan? En condiciones dispuesta a besar a un cenicero— suena una risa hueca.
Rhage se encontraba cenando con su última conquista, una joven llamada Susanna cuyo cabello castaño claro y ondulado caía sobre sus hombros. Llevaba un pantalón fino de raso y una camisa blanca de tirantes también de raso, una blazer colgaba sobre el respaldo de su silla, no le había dado tiempo a cambiarse de ropa tras su jornada pero tampoco desentonaba con el aire elegante del local. La chica lo mira con devoción, hipnotizada por el magnetismo de Rhage, jugueteando tontamente con los guisantes del plato. Había sido abordada por él en la tienda de ropa donde trabajaba esa misma tarde-noche y la había invitado a cenar al terminar su turno, no había podido negarse después de ver el despliegue seductor del vampiro y cómo le habían quedado los trajes. Se llevó un par y de paso a su dependienta.
Beth y Wrath discuten en su habitación sobre la voluntad de Wrath de volver a salir a las calles a combatir a la sociedad restrictiva. Temper se encontraba ya durmiendo en su cuarto al lado del de la doggen de cría.
—¿Te estás planteando volver a las calles?—dice Beth con tensión en la voz.