Wrath abre la puerta de golpe, el resto se parapeta detrás apuntando con sus glocks y la ballesta.
Al abrir la puerta se encuentran...

...decenas de cadenas que cuelgan del techo y las paredes, algunas aún manchadas de sangre reciente, otras sostienen algún esqueleto tan consumido que probablemente se haya dejado colgado como advertencia. A lo largo de la estancia, hay camas bajas y sucias que se alinean, los colchones están empapados, gastados y con sábanas que ya no tienen color. En un rincón hay un par de recipientes metálicos que rezuman olor a hierro oxidado. Hay algunos cuerpos sobre las camas, encogidos en su mayoría, se les notan los huesos, su mirada perdida y sus ojos hundidos evitan el contacto, sus cuellos y brazos muestran marcas de mordidas repetidas, algunos llevan tatuajes de esclavos de sangre, como los de Zsadist, con símbolos de propiedad.
El silencio se rompe por un murmullo lastimero, un rezo mecánico que uno de ellos repite sin cesar como pidiendo clemencia. Algunos parecen demasiado rotos para vivir, otros quizá podrían andar, otros incluso servir... como alimento. A Phury y a Zsadist les traen recuerdos que hubieran querido olvidar...
//¿Seguís queriendo disparar?