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Amadeo Lladós: «Si un mileurista con panza se ofende conmigo es porque su vida es ofensiva; se ha abandonado y no ha luchado lo suficiente"
JAVIER CID @javierrcid Madrid
7–9 minutos
Lladós, con uno de sus seis deportivos.EL MUNDO
Actualizado Miércoles, 23 agosto 2023 - 08:51
QUIÉN. Con 32 años, 'vende' su filosofía de vida basada en el lujo y el 'fitness' en sus redes sociales. QUÉ. A través de un sistema de afiliación, cuenta con cientos de acólitos que siguen sus enseñanzas no exentas de polémica. Mesías para unos, embaucador para otros, ha hecho de su vida 'online' un eterno desfile de Lamborghinis, yates y chicas despampanantes.
¿Y usted de dónde sale, señor Lladós?
Soy un chaval normal de Tres Cantos, un pueblo del norte de Madrid, de una familia de clase media, al que le encantaban las motos. Fueron mi pasión desde los tres años hasta los 20. Gracias a mi padre, con una simple caja de herramientas, lo hicimos bastante bien, y conseguí correr como invitado una carrera del Mundial de Moto 2. Esa invitación costaba 12.000 euros que no teníamos, pero por el empecinamiento de un amigo reunimos el dinero y pude competir. Llevaba la moto llena de las pegatinas de todos los que pusieron pasta, fue algo brutal, y tras esa carrera lo dejamos, porque no podíamos permitírnoslo.
Y entonces, déjeme adivinar... el vacío.
Eso es. He trabajado desde los 13 años, de niño recogiendo cacas de perro, comprando carcasas de móvil en China y la India que luego revendía, exportando llantas de BMW desde Alemania... Pero cuando dejé las motos me quedé sin un motivo por el que vivir. Pasé una época mala de fiesta, de alcohol, de drogas... Y el gimnasio me salvó. Entonces decidí que iba a dedicarme al fitness.
Buen cuerpo tiene, sí. Bendita epifanía, pues.
Dejé la carrera de Periodismo en 4º, senté a mis padres la víspera de Navidad y les dije: 'Me voy a Australia a perseguir mi sueño'. Imagínate el disgusto. Y allí pasé dos años para sacarme la certificación de entrenador personal. Una mierda, porque esos títulos no son más que otra traba del sistema para ralentizarnos.
Qué perra ha cogido usted con el sistema...
En Australia toqué fondo. Participé en una competición de culturismo, me tomé todos los esteroides que existen para subir a un escenario y que unos jueces me diesen una copa de plástico como premio. Desarrollé vigorexia. Me gasté todo el dinero que tenía en un coach, terminé con 50 dólares en el bolsillo, me quedé tirado en la calle... Pero remonté. Y terminé ganando 15.000 euros al mes como entrenador personal.
De ahí al casi medio millón mensual que dice usted embolsarse actualmente hay un buen pellizco... ¿Dónde está la trampa?
Allí no era feliz, por mucho dinero que tuviese. Así que volví a España y me quedé en shock: la gente seguía quejándose de lo mismo, con sus mismos trabajos mileuristas, con sus mismas panzas... Era la misma mierda de siempre. Y a los dos días hice la maleta y me planté en Estados Unidos. Y es entonces donde di el salto a los 200.000 y 300.000 dólares mensuales gracias a mis asesorías como coach de fitness a través de las redes sociales. Pero a mí no me llenan los bienes materiales. Estaba rodeado de mujeres, en fiestas a bordo de yates, al volante de mi primer Lamborghini Huracán... y pensaba: '¿Y ahora qué?'.
No le llenan los bienes materiales, pero su Instagram es un desfile de lujos que quitan el sentido. He perdido la cuenta de los coches y las chicas despampanantes que adornan su universo virtual... Parece usted el Hugh Hefner del siglo XXI.
Yo acumulo cosas materiales porque es el paso siguiente a hacerme progresar. Ahora mismo tengo seis coches en el garaje, pero quiero siete porque eso significará que lo estoy haciendo bien. Y me da igual vivir en un ático de lujo en Miami al lado del de Messi, como es el caso, que debajo de un puente, porque ahora mismo podría estar muerto por una sobredosis de cocaína.
Lamborghini, Messi, 400.000 dólares al mes... ¿Qué le decimos a los que le acusan de materialista?
Yo el otro día me gasté medio millón de dólares en un coche y en un reloj de oro rosa para mi mujer. ¿Por qué? Porque no le doy ninguna importancia al dinero. Los que me llaman materialista son aquellos a los que les falta la pasta. Como no lo tienen, están obsesionados con el dinero.
Entenderá que el españolito medio se moleste con lo de la panza y los mileuristas...
Quien tiene sobrepeso y gana mil euros es porque se ha abandonado y no ha luchado lo suficiente.
¿No cree que esa generalización es peligrosa y un poquito ofensiva?
La gente tiene lo que se merece, no hay excusas. Y si no te gusta tu país puedes emigrar, como hice yo.
¿Y los países sin democracia, sin recursos, sin oportunidades?
Bueno, partimos de la base de que sean países occidentales y con cierto nivel de desarrollo, con acceso a móviles para ver mis vídeos motivacionales, mis mentorías...
Pues hablemos de España. ¿No se ve usted poniendo el huevo aquí?
Por el estilo de vida que tengo, no. En España la gente no tiene esperanza, ni fe, ni cree que nada sea posible. Cada vez que vengo tengo que alquilar un supercoche, un Ferrari o un Lamborghini. Aquí en Miami, cuando voy al gimnasio, me encuentro tres o cuatro Rolls-Royce o Porsches en la puerta. Yo necesito vivir en un sitio donde no soy el más rico, porque eso me ayudará a querer más y a crecer.
Y eso en Tortosa es imposible, claro.
Yo soy un eterno alumno, y tengo que aprender de alguien que genera tres millones al mes. ¿Qué me va a enseñar un mileurista?
Mucha gente que lea esto se subirá por las paredes.
Yo solo digo la verdad. Que se miren al espejo. Si se ofenden es porque su vida es ofensiva. Lo que deben hacer es elevar sus estándares.
¿Y cómo ayuda usted a elevar los estándares del personal? ¿En qué consiste su sistema de coaching? Los seguidores de su sistema le llaman mesías, otros le llaman vendehumos...
El fitness es la base de algo mucho más profundo. La primera fase es la autorrealización, donde te das cuenta de tu potencial. Y luego llega la fase de la autotrascendencia, cuando te quieres dar al mundo. Ser coach de fitness no es una dieta y unos ejercicios. Es cambiar las rutinas, la manera de pensar, el entorno, los hábitos. Yo odiaba leer, y ahora estoy leyendo a Marco Aurelio. Yo te enseño a vivir, a ser tu mejor versión. A crear un hombre al que todos admiran, que no tiene vicios, que está alineado, que se levanta antes que el sol.
¿Cómo transcurre un día suyo, así al tuntún?
Yo no tengo festivos ni calendario. Eso es para los pobres y la gente mediocre. Me levanto a las cinco de la mañana, me tomo un café y empiezo a hacer unos burpees en el balcón hasta reventar. Nada más terminar leo un rato y después reflexiono sobre esas lecturas y lo comparto en mis redes. Me documento, creo contenidos, sirvo conocimientos al mundo. Trabajo con mis clientes, con mis followers, les atiendo y respondo. Y después voy al gimnasio. Incluso hay días que si me ha bajado el nivel de frecuencia emocional, entreno otra vez, pues lo necesito para poder performar al máximo. Y me acuesto a medianoche.
¿Y eso de los followers de su plataforma cómo funciona?
Es un sistema de afiliación basado en un único pago de 50 euros. Yo les hago una formación en la que comparto mi filosofía y les enseño a generar contenidos. Ellos crean nuevos vídeos y nuevas cuentas asociadas a mi sala Tu primer millón. Hay varios tipos de suscripción (mensual, trimestral, anual), y cada vez que una persona entra, estos afiliados se llevan una comisión del 30%.
Hay quien habla de estafa piramidal.
Aquí todos ganamos. Tengo alumnos en Chile facturando 10.000 euros al mes.
Me va fatal en el amor. ¿Me hace un coaching así rapidito?
Te va mal porque no eres honesto. Tras dos años de matrimonio yo le dije a mi mujer que me quería acostar con otras. Hay que ser transparente, leal, trabajar en equipo. Hoy soy millonario, pero sé que si mañana me quedo sin nada, ella seguirá a mi lado.