Isolee
Bailey
Decir que Bailey está contenta de cenar con su padre en la terraza de la casa es... quedarse muy corto.
La terraza no tiene demasiado espacio, pero permite colocar una mesa y dos sillas cómodamente, y el pasillo de la casa así como las habitaciones con las ventanas abiertas permiten acercarse y alejarse sin problemas. Además, el techo de la casa la cubre, de modo que el agua no puede ni rozar la terraza siquiera los días de lluvia. Sentados en la sección al frente de la casa, la familia puede cenar disfrutando de un paisaje realmente hermoso a la luz de la luna y de las velas sobre la mesa.
Sin embargo, hay que admitir que cuando Alan destapa la olla, a Bailey se le olvida bastante todo lo que no sea la comida. El aroma del curry la lleva tentando desde hace varios minutos, y la joven traga saliva, sus ojos moviéndose entre su padre y la olla. Sólo la saca de ese trance el notar a King tocarle el pie a través de la zapatilla de conejitos. Bailey se inclina hacia un lado de la silla y sonríe al animal, queriendo transmitirle que ahora se encuentra perfectamente. Habría alargado el brazo para darle un enérgico frote en el lomo, pero hoy la cena no permite eso, de modo que sencillamente saca su otro pie de la zapatilla y le frota el lomo con él, ayudada por el calcetín que lleva puesto.
Al fin, dado que su padre ha hecho la cena, Bailey se dispone a servirla. Con cuidado y mimo, la joven toma cuchillo y cucharón, y corta una generosa porción para cada uno, la sirve en los platos, y los acompaña vertiendo algo del curry sobre el pollo. Sin embargo, también deja curry de sobra en la olla para poder mojar el pan a la manera india.
Entonces, Bailey aguarda a que su padre empiece a comer, pero...
“Sabes, Bailey, eso que quería comentarte…”, su padre comienza a decir con cierta dificultad, “he estado trabajando en algo… el borrador de mi nuevo libro.” Sus ojos se desvían, como si las palabras que busca flotaran en el aire frente a él. “Han pasado casi cinco años desde mi última obra importante, pero siento que… esta vez es diferente.”
Los ojos de Bailey se iluminan al oír eso, y una sonrisa amplia, alegre y entusiasta, asoma a sus labios. La cena es importante, no nos engañemos, pero lo que dice su padre es una excelente noticia. Sobre todo dado que Bailey puede sentir algo especial en su forma de expresarse. Una especie de... fuerza interior. "¿De verdad? ¡Cuéntame, cuéntame!"