Isolee “Hemos perdido la cobertura”, dice, de repente, enseñándole la pantalla de su móvil. “¿Estás seguro de querer meternos en por aquí?”

-¿Si estoy seguro?. No, no lo estoy, pero teniendo en cuenta que estas puertas estaban cerradas sabemos que el bicho ese no viene de aquí. ¿Norte o Sur?...ummm, cojamos hacia el Sur, la maldad viene del norte y además en el sur está el convento de la monjitas. Voy yo delante si quieres y si me pasa algo mira la parte positiva, pasarás a ser el alero titular-dice con cierta sorna Elijah, aunque por dentro pensando que igual son palabras proféticas.

Elijah se dirige por el pasadizo. Tenía la esperanza de que fuese a dar el convento o con unos cuantos lingotes de oro robados por O´shea en su época y guardados cuidadosamente.

    Bailey

    “Pues, verás, ha sido extraño. Lo he escrito en unos días...” Su voz suena incrédula, como si aún estuviera procesando la experiencia.

    “Todo empezó yendo a visitar a Sophie, ya sabes, la dueña de 'El rincón de la sabiduría', la librería cerca del instituto.” Hace una pausa, sonriendo con disculpa mientras se pierde en sus recuerdos. “Sophie era amiga de tu madre, las dos formaban parte de un círculo de lectura. Creo que tu profesor, Gray, también estaba. Pero me estoy yendo por las ramas...”

    Corta un pedazo de pollo con el tenedor y el cuchillo haciendo un suave tintineo contra el plato. “El caso es que me mandó un mensaje pidiéndome si podía ir a dar una pequeña charla. Yo le dije que ya no daba seminarios, obviamente. No desde que Carrie murió. Pero ella lo llamó charla informal y, no sé, pensé en tu madre y en lo que ella querría y acepté, porque hacer siempre lo que uno quiere es egoísta y, bueno, ser egoísta no es bueno para los demás por definición, pero tampoco para uno mismo a largo plazo. Uf, vuelvo a andarme por las ramas.” Se rasca la cabeza, con una sonrisa autocrítica.

    “En aquella charla conocí a una chica, joven, más o menos de tu edad, aunque no estoy completamente seguro, sus ojos eran profundos y sabios. Ella me dijo algo que todavía resuena en mi cabeza. Esa noche no pude dormir, dándole vueltas a sus palabras.” Se detiene un momento, su mirada se pierde en el cielo nocturno. “No me habló de las Musas, que es lo que uno esperaría. En cambio, se sumergió en algo mucho más profundo. Citó a Heráclito: ‘Aquellos que buscan oro cavan mucha tierra y encuentran poco’. Me explicó que en la escritura, al igual que en la búsqueda del oro, es necesario atravesar capas de lo superficial para descubrir los verdaderos tesoros escondidos. Esos tesoros son nuestras verdades más profundas, las historias que realmente necesitan ser contadas. Esa idea cambió mi forma de ver la escritura. Algo que llevaba años dormido en mí, despertó.” Sonríe ligeramente. “Esa misma noche escribí un borrador desde cero. Era malísimo, claro,” se ríe. “Al día siguiente, intenté de nuevo. Todavía no valía mucho. Así pasé toda una semana hasta que... recordé algo. Un recuerdo enterrado de Carrie, de tu madre.”

    Toma un respiro, sus ojos brillando con una mezcla de nostalgia y cariño. “Es a donde te quería llevar después de visitar a los Doyle,” continúa. “Quería mostrarte ese recuerdo. Hay un árbol, cerca del acantilado. Allí, tu madre y yo escribimos nuestros nombres con una navaja cuando teníamos catorce años. Bajo ese árbol, le prometí que algún día sería digno de pedirle matrimonio. Y durante un breve instante, dijo que podía verme, Bailey. Describió mi rostro, mi ropa, cada nube en el cielo, con una precisión asombrosa. Fue solo un minuto. Ella lo llamó un regalo de Dios. Yo pensé que era la inspiración y la emoción del momento, algo que exageramos con el tiempo, pero...”

    Hace una pausa, como si estuviera juntando las piezas de un puzzle en su mente. “Mi libro trata sobre esa historia. Sobre lo que nos fue robado y si es posible, o incluso recomendable, recuperarlo,” explica con una mirada reflexiva. “Sé que suena confuso. En cuanto le dé forma, te dejaré leerlo. Ya sabes que no suelo hacer esto, pero esta vez, es diferente.”

      Milipu

      El convento está en el este, pasado el río. Al sur está, pues el mercado de Santa Úrsula, etcétera. Al norte, sería la iglesia Standish.

        Milly y Ronan

        Dos agentes jóvenes cruzan el umbral apenas Ethan les abre la puerta.

        "Buenas noches, señores," saluda Ethan con un tono ligeramente nervioso.

        "Buena noche, Ethan. ¿Podemos entrar?" pregunta el agente más alto, de cabello rubio. Ethan asiente y les hace un gesto para que avancen hacia el interior.

        "Buenas noches a todos. Supongo que muchos querréis volver a casa pronto. Sin embargo, necesitamos haceros algunas preguntas. Por cierto, soy el agente Grayson," se presenta, mostrando su placa de identificación.

        El otro agente, de gafas gruesas y orejas prominentes, se aproxima a Ronan.

        "¿Cuál es tu nombre, joven? Yo soy el agente Morris," se presenta, extendiendo su credencial hacia Ronan mientras lo guía hacia una habitación contigua.

        • Lyn respondió a esto

          Isolee

          Vi lo de Santa Úrsula y ya asocié con el convento. Da igual, al sur que no quiero reescribir lo anterior.

          • Lyn

              LVL:  91
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            Isolee
            Ronan, apto para @PAL n

            Ronan se sorprende un poco de que uno de los agentes se dirija directamente a él. Podía haber elegido a cualquiera pero apenas se han presentado se ha dirigido a él directamente.
            -Hola, agente Morris, yo soy Ronan O' Byrne. !<

            Isolee

            Milly Pencott
            Tipo C

            Apto para Lyn

            Milly estaba de acuerdo con el plan de la partida de rol pero veía un fallo en lo que había dicho Ethan: que estaban terminando la partida cuando Jordan ha saltado. Eso era peligroso porque implicaba que habían jugado la partida, y si la policía quería comprobar que efectivamente habían estado haciendo eso, podía preguntar sobre la misma: en qué consistía el juego, cuáles eran las reglas, qué personajes interpretaba cada uno, qué eventos habían sucedido, quién había ganado... era mejor decir que estaba empezando a jugar, ya que no podían dar una versión uniforme de lo que había pasado en la partida.
            Por suerte, quien había venido no era la sheriff Carson, quien seguramente los pillaría por ahí, ni tampoco era el padre de Ethan, poco predispuesto a creer otra cosa que no fuera la sesión de espiritismo.

            Isolee

            Bailey

            Aunque le cueste un poco, Bailey se controla y escucha hablar a su padre. Para eso están cenando juntos, ¿no? Después de lo que pasó hace nada, la joven tiene que admitir que agradece encontrarse donde se encuentra: sentada a la mesa con su padre y su perro, con una cena deliciosa y un paisaje encantador. Ojalá todas las chicas tuvieran la misma suerte, piensa para sí.

            “Todo empezó yendo a visitar a Sophie, ya sabes, la dueña de ‘El rincón de la sabiduría’, la librería cerca del instituto.” Alan hace una pausa, sonriendo con disculpa mientras se pierde en sus recuerdos. “Sophie era amiga de tu madre, las dos formaban parte de un círculo de lectura. Creo que tu profesor, Gray, también estaba. Pero me estoy yendo por las ramas…”

            Al tiempo que su padre empieza a cortar su pollo, Bailey hace lo mismo con su porción... aunque no puede evitar mostrar interés por lo que su padre acaba de decir. Carrie era una mujer que, si no podía ver, vivía el doble de vida a través de sus oídos y las yemas de sus dedos. Siempre estaba escuchando música o películas, o leyendo libros en braille. Alguna vez había compartido con Bailey que iba a un club de literatura o algo así... ¡pero Bailey no tenía ni idea de que ese club incluyera al profesor Gray! De repente, Bailey sintió la necesidad de hablar con él, aunque no estaba muy segura sobre qué...

            Mientras su padre continúa hablando, la chica rubia come. Con calma, porque la olla mantendrá la comida caliente. Y de nuevo, Bailey ni se molesta en esconder lo contenta que está de oír a su padre describirse a sí mismo yendo a una charla de literatura. Tenía razón: su madre habría querido que viviera su vida, y eso significaba salir de casa y disfrutar de compartir su ser con los demás. Sin embargo, saber que era gracias al profesor Gray definitivamente hizo ganar puntos al profesor en la mente de Bailey. Tendría que darle las gracias... si lograba adelantarse a todas las chicas acosadoras que le iban detrás. Y... ehm... a la señora Richards, a quien Bailey misma había disparado en su dirección.

            ... uuups.

            El caso es que Alan sigue hablando. Hmmmm. Menciona que una chica le dijo algo de un tipo que sonaba a hispano. Er Carlito o algo así. Bueno, fuera quien fuera, parecía que también le había hecho un favor a su padre. Si Bailey descubría quién era, tendría que tener un detalle con ella.

            “Es a donde te quería llevar después de visitar a los Doyle,” continúa. “Quería mostrarte ese recuerdo. Hay un árbol, cerca del acantilado. Allí, tu madre y yo escribimos nuestros nombres con una navaja cuando teníamos catorce años. Bajo ese árbol, le prometí que algún día sería digno de pedirle matrimonio. Y durante un breve instante, dijo que podía verme, Bailey. Describió mi rostro, mi ropa, cada nube en el cielo, con una precisión asombrosa. Fue solo un minuto. Ella lo llamó un regalo de Dios. Yo pensé que era la inspiración y la emoción del momento, algo que exageramos con el tiempo, pero…”

            Bailey pestañea, su sonrisa tambaleándose por la duda.

            “Mi libro trata sobre esa historia. Sobre lo que nos fue robado y si es posible, o incluso recomendable, recuperarlo,” explica con una mirada reflexiva. “Sé que suena confuso. En cuanto le dé forma, te dejaré leerlo. Ya sabes que no suelo hacer esto, pero esta vez, es diferente.”

            La duda va aumentando hasta que se hace evidente en el rostro de Bailey. Mientras mastica otro bocado, se lleva la mano a la sien y se la rasca un poco, pensando si debería contarle a su padre lo que pasó al mediodía. Bueno, en realidad no tiene razón para ocultárselo. Pero vaya, qué... coincidencia más curiosa.

            "Papá... ehm, bueno, yo estaré encantada de leerlo si me dejas. Pero, escucha, sobre lo de Mamá. Eeehhh... no te lo diría si creyera que no me ibas a creer, pero el caso es... que esta misma mañana... bueno, más bien al mediodía..."

            Bailey intenta encontrar las palabras para decirlo, pero... no, un momento. ¿Porqué se está intentando esforzar tanto en cómo decírselo a su padre de una forma creíble? ¡Era su padre! ¡Ya la creía! Y había pasado también por cosas raras, como ella. Bailey niega con la cabeza con entusiasmo, aclarándose las ideas, y mira a su padre a los ojos, con una firmeza poco común. "Papá, este mediodía fuimos María y yo... ah, y Milly, la chica de las coletas, la conociste ayer. El caso es que fuimos a un sitio detrás del insti, junto a la costa, y allí... allí dice María que recuperó la vista. Por un momento, vale, pero el caso es que nos describió a Milly y a mí a la perfección."

              Bailey

              Alan asiente con una expresión de comprensión. "Las casualidades tienen su propia lógica en el cosmos, Bailey. No sé exactamente qué significan, pero prefiero no desafiarlas. En mi libro, la protagonista, Mary, es una estudiante invidente que encuentra un jardín secreto tras su escuela donde puede recuperar su sentido, aunque a un alto precio. Porque en nuestro mundo, todo tiene un coste, tangible o no," reflexiona mientras separa otro trozo de pollo con su tenedor. "Cuando lo leas, quiero tu opinión honesta. Podría ser peor de lo que pienso, quizás porque me permitió revivir, aunque solo fuera por un momento, la felicidad que tuve con Carrie y contigo." En ese instante, King se pone de pie y ladea la cabeza. "Y contigo también, amigo," dice Alan con una sonrisa, acariciando la cabeza de un complacido King. Bailey percibe una serenidad en su padre que no había visto desde la muerte de su madre.

                Ronan

                "Hola, Ronan. No te preocupes, será solo un momento. Es un procedimiento estándar preguntaros individualmente", explica el agente con las orejas de soplillo. A Ronan le resulta familiar, como si lo hubiera visto antes por el pueblo, quizá en el Whimsy's.

                "Venga, cuéntame, ¿qué ha pasado hoy según tú? ¿Por qué estáis todos aquí? ¿Y por qué hay un chaval ingresado en el hospital?", pregunta el policía con una pequeña libreta en la mano, listo para anotar cualquier detalle.

                Tira un dadito, Ronan!<

                • Lyn respondió a esto

                  Milly

                  Grayson se lleva a Ethan a la terraza y cierra la puerta tras ellos. Dentro, la conversación queda inaudible.

                  "Qué mal rollo me da todo esto...", murmura Ralph. "Es la última vez que dejo que Ethan me líe para una movida así. A partir de ahora, como mucho, el 'Curse of Strahd' del DnD", refunfuña.

                  "Pobablemente eso también sea pecado", comenta Cindy, alzando la vista hacia su novio mientras se arropa con una manta.

                  "¿Y tú a dónde tienes tanta prisa por ir?", pregunta Riley, sin ocultar su disgusto por su antigua amiga.

                  "La última vez que miré, tú no eras mi madre. No te incumbe", responde Cindy sin mover ni un músculo de su cara.

                  "Claro, como si se lo fueras a contar a tu madre...", se mofa Riley.

                  "Dejadlo ya, chicas, por Dios. Lo último que nos hace falta es montar un pollo entre nosotros, joder", suelta Ralph, harto.

                  "No blasfemes", le reprocha Cindy.

                  "Eso, ni blasfemias, ni te metas. Cindy no necesita que saques tu brillante armadura cada dos por tres para defenderla de Riley Adams. Que no muerdo", Riley baja la cabeza. "Es solo que... echo de menos cómo eran las cosas antes. A mis colegas..." Por primera vez, Riley parece dejar de lado su sarcasmo. En el rostro de Cindy, por un instante, se atisba una adolescente asustada, como cualquier otra.

                  En ese momento, Ethan y Grayson vuelven a entrar. Ethan luce una sonrisa de satisfacción. El agente se fija en Cindy y la llama. "Tú eres la hija del pastor Standish, ¿no?", pregunta ante una Cindy que asiente. "Tranquila. Ven conmigo un segundo". Cindy mira a Ralph por un instante y luego sigue al agente hacia la terraza.

                  Leo se acerca a Milly y le susurra: "¿Qué opinas de todo esto? Las dinámicas de este grupo son de lo más intensas..."

                  • PAL respondió a esto

                    Elijah

                    Elijah y Aaron se adentran con paso sigiloso por el pasadizo, que bien podría confundirse con una antigua catacumba. El ambiente húmedo se adhiere a ellos, impregnando todo con un aroma a tierra que casi se puede masticar. Las telarañas, omnipresentes, parecen jugar a ser cortinas macabras en cada recoveco, y cada tanto, el fugaz destello de sus móviles con la linterna encendida espanta a alguna que otra rata asustadiza.

                    "¿No te recuerda esto a 'Las minas de Moria'?", bromea Aaron, mientras su móvil ilumina las paredes del pasadizo. Esta construcción es una mezcla de estilos arquitectónicos y simbologías enigmáticas, como si se hubiera construido en distintas fases. Grabados misteriosos y símbolos indescifrables se mezclan con inscripciones en gaélico, apenas legibles, en las paredes erosionadas.

                    Con cada paso, se sumergen aún más en este laberinto subterráneo, hasta que se encuentran ante una encrucijada. Un camino sigue hacia el sur y otro se bifurca al este. Se miran, conscientes de que la elección del camino a seguir podría cambiarlo todo.

                    Tira un dado, Elijah

                      • Lyn

                          LVL:  91
                        • Editado

                        Isolee


                        //El uno es mi pastor, nada ma falta... 🙄//

                          Lyn

                          Ahora responde normalmente.>!

                          • A Lyn le gusta esto.
                          • Lyn

                              LVL:  91
                            • Editado

                            Ronan

                            Ronan observa al policía tiene unas orejas de soplillo que le hacen surgir una sonrisa espontánea. Se siente relajado delante del policía, así que va a seguir el plan.
                            -Bueno, estábamos jugando a un juego de rol. Quedamos muchos amigos para jugar en vivo. Incluso miembros de las familias fundadoras de Innisport para darle como un aire más solemne o serio. Íbamos a hacer el juego de llamar al espíritu de Jack O'Learny. Teníamos cos play y todo, una especie de batas para meternos en el papel. Todo estaba saliendo bien hasta que al ir terminando Jordan ha saltado. No se porqué , no estaba mirando, solo escuché los gritos y luego me enteré.
                            Ronan traga saliva y agacha la cabeza, está compungido. Verdaderamente ahora no está fingiendo, después de decir lo de Jordan en voz alta se da cuenta de que lo verdaderamente terrible es que ella hubiera saltado. Se pregunta si estará bien. Parece que lo de Jordan fuera lo de menos en todo esto.!<