Fiesta de pijamas pasada por agua
Bailey toca la puerta del estudio de su padre y anuncia con voz firme que desea hablar con él, mientras sus amigas asoman tímidamente detrás de ella. Alan, visiblemente sorprendido y algo preocupado, las invita a entrar: “¿Qué pasa? Adelante, chicas…”
Justo en ese momento, empieza a llover fuera; el sonido de la lluvia se cuela por la ventana que Alan tiene entreabierta. Se levanta para cerrarla completamente y luego regresa a su silla, enfrentándose a las jóvenes. Detrás de él, su computadora muestra un documento en el que parece estar trabajando. Sobre la mesa, descansa una foto de Bailey con King y otra de los tres juntos, cuando Carrie, su esposa, aún estaba viva. Al otro lado, una pizza a la que le faltan un par de pedazos.
Intentando suavizar el ambiente, Alan bromea: “Creía que el único escritor de misterios aquí era yo. ¿Qué os trae por aquí con esas caras, Bailey?”