Bailey considera sus opciones.
Ciertamente, nada de esto es problema suyo. Ni el mural, ni el rastro de pintura. Y a cada minuto que pasa, menos probable le parece que el instituto mismo haga una broma de tan mal gusto con una alumna desaparecida.
Pero la curiosidad es... demasiado fuerte.
¿Qué terribles secretos puede albergar el armario de un conserje? ¿Una caja de fascinantes objetos perdidos? ¿Una entrada secreta o un túnel para acceder a otro sitio? ¿Un cubo lleno de... no, espera, olvida eso. Definitivamente no le interesa eso.
Pero en un programa de televisión, Bailey definitivamente sería la que siempre pidiera la caja sorpresa.
Entonces, el problema es entrar en el sitio.
Si quiere la llave para abrir la puerta, necesitará conseguirla de manos de Tank... o puede conseguir una copia de la secretaria. Francamente, a Bailey no le gusta la idea de mentir a ninguno de los dos, pero realmente no está haciendo daño a nadie, ¿no? Además, se le ocurre una cosa. No, de hecho, DOS cosas. ¡Dos cosas, nada menos!
Primero, Bailey se saca la cartera del bolsillo, y de ella una tarjeta de crédito. No es muy normal que una chica de instituto tenga una tarjeta de crédito, pero Bailey es la hija de un escritor de éxito, siempre ha sido responsable, y además es más fácil controlar los gastos de tu hija a través de una cuenta bancaria que mediante dinero suelto, al fin y al cabo (no es que ella se hubiera dado cuenta de eso, claro). A Alan Bruer probablemente no se le ocurrió nunca que su hija trataría de infiltrarse en el armario de un conserje utilizándola...
Con mucho cuidado, Bailey empieza a tratar de utilizar ese truco que había visto en las pelis. Procura insertar la tarjeta por la ranura entre la puerta y la pared, y empuja hacia arriba para tratar de abrir la cerradura. Todo eso sin partir tampoco la tarjeta, porque menudo rollo si eso ocurre precisamente el día que tenía planeado salir de compras. Además, sabe que no tiene tampoco mucho tiempo. Bailey tiene claro que si en un par de minutos no da con la tecla, lo mejor será ir a hablar con la señorita Richards con la excusa de que... no sé... ¡que Bailey ha visto el rastro de pintura, y quiere limpiarlo mientras Tank está ocupado con el mural! Sobre todo antes de puedan venir visitantes al instituto para investigar lo del mural, y encontrárselo enfangado. ¡Y tiene la foto en su móvil como prueba para convencer a la secretaria!
Para que luego digan de las rubias...
(Tirada para abrir la puerta con tarjeta de crédito, si es posible el intento)
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(Tirada para hablar con la secretaria si la tarjeta no funciona)
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