Riley sonríe, traviesa, diciendo: "Claro que es peligroso. Ésa es la gracia de todo el asunto". Sus ojos brillan con un atisbo de desafío mientras saca la lengua en un gesto juguetón y da un suave golpecito en el hombro de Leo, quien se encoge sutilmente.
"Bueno, esa es la gracia para Riley", interviene Ethan, cruzando los brazos con una expresión pensativa. "Para mí, la gracia es conseguir algo que hace tiempo deseo. Para vosotros, quizás sean pistas para encontrar a Aislinn. Cada uno tiene sus razones." La luz tenue de la habitación proyecta sombras sobre su rostro, otorgándole un aire misterioso.
Mientras hablan, la antigua clase de arte, rodeada por estantes repletos de obras y dibujos de generaciones pasadas, parece absorber sus palabras. El aire está impregnado de un aroma a óleo y antigüedad, y cada rincón cuenta una historia silenciosa.
"Ronan no puede saberlo", continúa Ethan, su voz es apenas un susurro. Hace una pausa, escudriñando las caras de sus compañeros, como si buscara signos de acuerdo o disidencia. "Es el último O'Byrne, que sepamos, junto a su hermana. Puede que no crea en la leyenda, pero no debemos darle tiempo para dudar."
Ethan se detiene un momento, sus ojos perdidos en un punto distante. "Lo mismo sirve para Cindy; los Standish la acusaron y Jordan; los Bennett la condenaron." Al mencionar cada familia, su voz se tiñe de un tono más sombrío. "Los Carragher construyeron la cárcel donde la encerraron; los O'Shea, parientes de los O'Byrne, firmaron el acta de su ejecución, como líderes políticos de la villa en sus inicios."
Aquí, una sombra de disgusto cruza su rostro. "Y bueno, los Holloway, mi familia, la enterraron. Siempre fuimos los encargados del cementerio y las criptas. No tan elegante como el resto de las familias, lo sé..." Su voz se desvanece, revelando una mezcla de resignación y orgullo herido.
Después de una breve pausa, retoma, con un brillo renovado en los ojos. "También podríamos decir que los Quinn la detuvieron, pero para Riley, eso solo aumenta la diversión." Ethan mira a Riley, esperando una reacción, pero ella solo ofrece una sonrisa enigmática, sin decir palabra.
"Hemos tenido mucha suerte," continúa Ethan, casi para sí mismo. "Hace un día ni me había planteado completar el círculo, pensaba que era imposible acceder a un Standish, O'Byrne o Quinn, aun teniendo a una al lado." Su mirada se torna distante, pensativa. "Y ahora lo de Ruby... Es como si Siobhan nos estuviera hablando antes de hacerlo."
Justo entonces, una corriente de aire frío se cuela por una ventana mal cerrada, haciendo que las páginas de un libro cercano susurren, como si resonaran con la gravedad de sus palabras.