María
"Sí, vámonos ya. Entre más temprano, mejor", contesta Cristina mientras agarra el abrigo. Al salir a la calle, pese a su ceguera, María nota cómo se ha hecho de noche y la nieve vuelve a caer sobre Innisport.
"Otra vez con esta nieve fuera de temporada. De veras que aquí pasa de todo...", murmura Cristina.
Al llegar a casa, Cristina y María casi se topan con el padre de María, quien justo está abriendo la puerta.
"¿Qué crees que estás haciendo, explotando a la niña con su don? No me imagino que a la Virgencita le haga mucha gracia esto, ¿eh? La chamaca ayuda, eso está bien, pero tiene que guardar algo para su futuro, ¿no crees?", le espeta Cristina, con las manos en la cintura y una mirada que podría taladrar un agujero en la pared.
El padre, sorprendido y algo nervioso por la repentina confrontación, trata de aligerar la situación con humor: "¡Ay, Cris! Pues yo qué sé, si sabes que de cuentas no entiendo. Mejor pregúntale a tu comadre, la jefa, ¿no? Yo solo sigo órdenes, mientras ella no se enfade, yo feliz como una lombriz."
Cristina, sin poder contener una risa burlona ante la respuesta de su hermano, le responde: "¡Ay, qué calzonazos eres, hermanito! Mira que dejarte manejar así por tu mujer. Bueno, al menos uno de nosotros tiene que tener los pantalones bien puestos aquí."