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  • Innisport: Ecos del Pasado (partida de rol / solo jugadores) - parte II

Isolee

Rachel

Rachel asiente con la cabeza cuando Pete deja la navaja para infundirle confianza. Si alguien puede disolver los lobos, es él. Sea en la forma que sea, espera también poder estar ahí si la necesita.

Se pone la chupa, echa la cabeza hacia atrás para colocarse el casco sin que le moleste el pelo, con cuidado de no engancharse los pinchos de los pendientes, se ajusta el pañuelo al cuello y se sube a la moto de un salto.

A través del rugido de la moto intenta contarle lo que sabe, que no es mucho.

---NO SÉ MUCHO SOBRE LA DESAPARICIÓN, MI HERMANA ME DIJO QUE SE HARÍA PÚBLICO MAÑANA. ---dice gritando. --- INTENTA APARCAR ALGO LEJOS DE LA MURALLA Y ME ACERCARÉ ANDANDO.

Isolee

Bailey

Bailey tiene cosas que decir sobre le hecho de que su padre no tenga un carnet de conducir... pero bien pensado, si su padre se sacara un carnet de conducir, eso significaría que utilizaría un coche. Dado que los Bruer ahora mismo sólo tienen el coche de Bailey, y que ella no está al tanto de las cuentas de la familia y no sabe si su padre compraría otro o si sencillamente utilizaría el de ella, se le ocurre que quizá las cosas deberían seguir como están.

De modo que con lentitud y cara de póker, Bailey asiente con la cabeza. "Vale, mañana después de clase te mando un mensaje."

Después de decir eso, Bailey se queda mirando a su padre en silencio por unos segundos.

No sabe porqué... pero de repente, siente el impulso irrefrenable de abrazarlo. La joven sale al pasillo y descansa la cabeza de lado contra el pecho de Alan, antes de envolverlo con sus brazos. Cuando enlaza los dedos a la espalda del escritor, Bailey ya tiene más que claro porqué ha sentido esa necesidad: lo que le ocurrió por la tarde no va a ser algo que haya acabado y ya está. Es una amenaza a la que va a tener que hacer frente durante más tiempo. Un día, o puede que más, y no sabe cómo será. No tiene ni idea de cómo es el ritual, si tendrá que enfrentarse a esas visiones o lo que sea otra vez.

Y además... aún recuerda a Marina. Esa mujer tenía miedo de Bailey, o más probablemente de lo que la acecha. Hace mucho tiempo, Marina le leyó la mano, y la mujer reaccionó con terror. Debía ser por esto, entonces, ¿no? ¡Hubiera estado bien que la advirtiera en aquel momento!

Bailey suspira, y aprieta el abrazo por un momento antes de soltar a su padre, dar un paso atrás, y mirarlo a los ojos con algo de cansancio. "Creo que me voy a dar un baño cuando termine de estudiar."

¡Gracias por recordarme eso!

Isolee

Milly Pencott
Tipo C

Apto para Lyn

Milly había visto que Ronan era sensible cuando mencionaban a su hermana y ya había amenazado con una agresión física si volvía a salir el tema. Por una vez no había burla ni mofa en las palabras de Ethan, pero tenía que asegurarse de que Ronan mantenía el control.

--Mantén la calma Ronan, esta vez no te lo ha dicho a malas ni burlándose, si os peleáis, solo empeorarán las cosas y podrían reteneros en comisaría como lección o incluso haceros pasar la noche allí. Recuerda, ahora más que nunca y aunque sea difícil y cueste, todos para uno y uno para todos, tenemos que estar unidos. Y tú, Ethan... aunque lo digas para bien, no mentes a su hermana, está claro que no le gusta y eso lo altera. Ronan entiende lo que nos jugamos sin necesidad de recordárselo.

  • A Lyn le gusta esto.

Elijah

Elijah y Aaron dan media vuelta y llegan a la bifurcación de nuevo. Aaron se detiene, inhalando profundamente, su nariz captando la humedad que emana del desvío hacia el este.

"Tienes razón, huele a que el río está por aquí. Es el mismo olor que en Los Arrabales o la Isla de Eamon", comenta, sus ojos destellando con un atisbo de familiaridad. Elijah asiente, observando cómo las paredes del pasadizo, antes estrechas y opresivas, comienzan a ceder espacio, casi como si respiraran.

Ambos avanzan en silencio por el oscuro corredor de piedra, sus pasos resonando en un eco suave, una melodía de la aventura. Poco a poco, el camino se va ensanchando, como el abrazo de un viejo amigo que se abre para recibirlos. Al llegar a un punto donde la intersección se divide en tres direcciones - este, siguiendo la ruta que llevaban; sur, una senda desconocida; y norte, hacia un destino incierto - Elijah y Aaron intercambian sus miradas.

"¿Quizás deberíamos evitar desviarnos para no perdernos? ¿Qué piensas, Eli?"

    Ronan

    Realmente ese tipo te está tocando las narices a niveles estratosféricos. Primero te ha convencido para participar y ahora te viene con que es peligroso para tu familia y encima vuelve a mentar a Siobhan. Si no fuera por las palabrars de Milly, querrías estamparlo en el balcón del vecino de abajo como el pobre Jordan. Sin embargo, algo en ti acalla esa rabia y logras controlarte.!<

    Ronan, apto para @PAL n

    La palabra correcta para definir lo que siente Ronan por Ethan ahora mismo es decir que lo detesta. Pero Ronan se calma porque ha escuchado justo después a Milly y las palabras de esta le confirman qie no merece la pena un ser tan miserable.
    -Ethan, realmente eres un ser detestable. No te ofendas ahora por la sinceridad de mis palabras. No me saldré del plan que has trazado, no por miedo u odio hacia ti. No te creas tan importante, eres muy pequeño y te crees alguien muy poderoso. No seré yo quien te baje esos humos, pero que te quede claro que tus palabras me afectan muy poco. Solo eres alguien muy egoísta que solo piensa en si mismo y los demás solo son instrumentos. No desgastaré mis fuerzas contigo. !<

    Milly y Ronan

    Ante las duras palabras de Ronan, Ethan se encoge de hombros con indiferencia, observando cómo Ralph y Riley regresan simultáneamente.

    "Leo, te están esperando en esa habitación", anuncia Riley con un gesto adusto.

    "Y tú, Milly, te necesitan en la terraza", agrega Ralph.

    Desde el otro extremo de la sala, Cindy, sin apartar la vista de su móvil, pregunta con desgana: "¿Ya podemos irnos?"

    "Sí, parece que todos los que hayan terminado pueden marcharse, excepto Ethan", responde Ralph. "Parece que tu madre está a punto de llegar."

    Ethan pone los ojos en blanco con exasperación y se desploma en el sofá. "Bah, he sobrevivido a cosas peores. Adelante, marchaos. No quiero que mi madre os encuentre aquí y la situación se complique", dice con resignación.

    • PAL respondió a esto

      Bailey

      Alan parece sorprendido, pero finalmente comprende la situación y, con naturalidad, deja que su hija le abraze. Finalmente, le da un toquecito en la cabeza y se despide.

      "No te acuestes muy tarde. Mañana será un día intenso", responde mientras se dirige a las escaleras, echándole un último vistazo a su hija.

        Al llegar a un punto donde la intersección se divide en tres direcciones - este, siguiendo la ruta que llevaban; sur, una senda desconocida; y norte, hacia un destino incierto - Elijah y Aaron intercambian sus miradas.

        “¿Quizás deberíamos evitar desviarnos para no perdernos? ¿Qué piensas, Eli?”

        -Sigamos al Este.

        A Elijah le empezaba a parecer casi un juego. Su curiosidad por saber a donde iban a llegar empezaba a aumentar y casi hacía que se olvidase de la cosa esa del cementerio y de que huían de ella

        Elijah

        Después de avanzar hacia el este, el pasadizo se ensancha notablemente. Al final, desembocan en una especie de plaza adornada con extraños símbolos en las paredes.

        "Creo que es gaélico antiguo. Mis padres son de Arkansas, y tú no pareces tener mucha ascendencia irlandesa, así que nos va a servir de poco, sea lo que sea que ponga aquí", comenta Aaron, alumbrando la pared con su móvil.

        "Pero, mira", añade Aaron, moviendo su linterna hacia una esquina. "Hay otra de esas escaleras de piedra y arriba... ¿qué es eso?", se pregunta, acercándose. "Parece una especie de puerta metálica. Quizás podríamos ver cómo abrirla si pudiéramos llegar hasta arriba...", murmura.

          Rachel

          Mientras escucha la explicación de Rachel, Pete parece perdido en sus pensamientos, sin saber exactamente qué responder. Tras un breve silencio, decide cambiar de tema.

          “¿Estás segura de que estarás a salvo en las ruinas de noche? Innisport no es tan grande, y después de lo que acabamos de ver...” Su voz se reduce a un murmullo pensativo. “Esta mañana, ambos hubiéramos jurado que esas criaturas solo existían en cuentos de terror...” Reflexiona en voz baja, aminorando la velocidad mientras cruzan el puente cerca del ayuntamiento, en dirección a Campbelltown.

            Isolee “Creo que es gaélico antiguo.

            -Failte. Ni idea, pero le sacaré unas fotos con el móvil. Seguro que Fel... alguien nos puede ayudar. Pero ahora centémonos en salir de este lugar. ¿Servirá alguna de estas llaves de la cripta? Vamos a intentarlo de nuevo, esperemos que esta vez no se rompan y podamos demostrar nuestras habilidades atléticos

            ///Como me supongo que me pedirás el dado lo tiro ya:

            Elijah examina la puerta para comprobar si podía derribarla por la fuerza

            Isolee

            Rachel

            ---Ya...--- Pete tenía razón pero a Rachel seguía picándole la curiosidad respecto al asunto de Cindy, esta mañana Jake y ella la habían sacado de sus casillas, y más por cabezonería que porque realmente fuera asunto suyo, había presionado a Cindy hasta un punto que no sabía si era seguro, ¿Y si Cindy se la jugaba o si simplemente no aparecía? Por otra parte podría haber "fantasmas" parecidos al del cementerio por todo Innisport ¿Qué hubiera pasado si hubiera conseguido entrar en su mente?¿Y si Pete le hubiera hecho caso?¿Habría matado a Elijah? Joder, esperaba que no pudiera retorcer así la voluntad de una persona--- quizá podrías esperarme cerca, ¿En el Stardunk café? No creo que tarde mucho.

            Isolee

            Milly Pencott
            Tipo C

            Apto para Lyn

            Milly se dirige a la terraza no sin antes hacer la pregunta de siempre a Ralph y a Riley.

            --¿Alguna novedad? ¿Algo que deba saber antes de salir a la terraza?

            Isolee

            Bailey

            Bailey sonríe a su padre, despidiéndose con la mano. "Termino de estudiar, me doy un baño, y voy a la cama. Una hora máximo. ¡Buenas noches!"

            Dicho eso, Bailey cierra la puerta de su habitación... y ve que mientras su padre y ella hablaban, King se ha infiltrado en la estancia y la espera, tumbado sobre la ultra-mullida alfombra rosa. Bailey inmediatamente se lanza sobre él, tomándole la cabeza entre las manos para darle un buen y cariñoso frote al tiempo que emite ruiditos incoherentes para bebés. Tras hacerle otras carantoñas por el estilo, se levanta y vuelve a sus estudios. Las matemáticas no eran su fuerte, entre otras materias, pero en ciertas ocasiones, la joven era el tipo de chica que se buscaba ella misma las soluciones. En este caso, varios vídeos de Youtube de un canal que pertenecía a un profesor de instituto hindú. El acento le resultaba algo raro, pero el tipo explicaba las cosas bien, y Bailey era la última persona en rechazar ayuda de alguien sólo porque fueran un poco diferentes.

            También ayudaba que supiera compartimentalizar. Nada de escuchar música o podcasts al tiempo que estudiaba, a menos que fueran específicamente música para estudiar, o podcasts relacionados con el tema.

            Después de echarle veinte minutos más, quedando más o menos satisfecha, Bailey vuelve a la alfombra, cayendo de rodillas delante de King para darle un beso en la frente. "Venga, King, con Papá."

            El Border Collie casi parece asentir al tiempo que da un ladrido suave, se levanta, y sale trotando hacia la puerta. Bailey lo despide con una sonrisa antes de seguirlo, coger un albornoz (el color y textura son fáciles de adivinar) que cuelga detrás de la puerta, y salir al pasillo para a continuación entrar en el baño.

            El baño de la primera planta de Casa Bruer no tiene nada de especial... dejando aparte que es grande, está bien construido en una casa señorial, y en general está de lujo sin llegar a ese nivel decorativo que dice a gritos no reparamos en gastos porque teníamos que compensar con dinero nuestra falta de buen gusto. Bailey pone a llenar la bañera de agua caliente, casi escaldando, mientras se desnuda. A cada prenda que se quita, de más peso del día se libra. Sin embargo, cuando está medio desnuda, no puede evitar alzar la mirada hacia el espejo del lavabo...

            Unos minutos después, con una toalla colgada sobre el espejo para taparlo totalmente, y sabiendo que no va a quitar esa toalla de ahí hasta al menos mañana, la joven se sumerge en el agua caliente con un suspiro de gusto y alivio, los ojos cerrados y una sonrisa amplia y feliz en el rostro. Todas las preocupaciones del día se derriten, no sólo por la deliciosa sensación del agua caliente rodeándola, sino por la certeza mental de que no les va a dedicar ni un minuto más de la noche. Después de esto, será secarse, ponerse el pijama, e irse a la cama.

            Rachel

            "Vale, te esperaré en el café y te pasaré a recoger cuando me digas", asiente Pete, mientras su mirada se desliza brevemente por la imponente mansión Cavendish-Campbell, un monumento a la opulencia que se recorta imponente contra el cielo estrellado.

            A medida que avanzan, el paisaje urbano comienza a cambiar notablemente. Tras unos minutos, llegan al extremo de Campbelltown, donde empiezan Los Arrabales. La transición es casi palpable: dejan atrás las calles bien iluminadas y las casas señoriales, adentrándose en una zona donde la luz parece temer aventurarse. En Los Arrabales, las farolas son escasas y débiles, lanzando un tenue resplandor sobre las calles desiguales.

            Las casas aquí son modestas, construidas en madera y con signos evidentes de desgaste y años de olvido. A lo lejos, se pueden ver estructuras que parecen aferrarse a la vida con tenacidad, sus fachadas descoloridas y ventanas a menudo rotas o tapiadas. La antigua muralla que una vez dividió ambos barrios ahora es poco más que un recuerdo desmoronándose; sus restos, parcialmente derribados, se erigen como mudos testigos de una segregación olvidada. Solo una sección de la muralla permanece medianamente intacta, con sus piedras desgastadas por el tiempo contando la historia de un pasado bañado en el clasismo.

            Pete frena la moto suavemente y se detiene, levantando el visor de su casco con un gesto mecánico. A través de la luz tenue, sus ojos reflejan una mezcla de preocupación y seriedad. "A estas horas, Los Arrabales están desiertos. Ten cuidado, Reich", dice, girando la cabeza para mirar a Rachel directamente.

              Milly y Ronan

              Riley, con un evidente mal humor, contesta sin mucha atención:

              "Lo mismo que han dicho todos. Nada nuevo bajo el sol. Aquí estamos, perdiendo el tiempo, cuando en realidad deberíamos estar buscando respuestas sobre qué empujó a Jordan a saltar", dice en un tono bajo y claramente molesto.

              Ralph, ya preparándose para marcharse junto a Cindy, lanza una mirada a Milly: "Ah, sí, nada fuera de lo común. Lo que pasó, si Jordan tenía problemas con alguien, esas cosas... Me da que piensan que intentó suicidarse", comenta con cierta incertidumbre, lanzando una mirada inquisitiva a Ethan. Este, sin mirarle directamente, esboza una sonrisa sutil.

              Riley, recogiendo sus cosas con un gesto de impaciencia, se dirige a la puerta. "Bueno, me voy. Nos vemos", dice casi sin mirar atrás, antes de desaparecer tras la puerta.

              Tras la salida de Riley, Milly se encamina hacia la terraza.

              Bailey

              Bailey se sumerge en las cálidas aguas de su baño, un refugio acogedor en el pequeño mundo de su hogar. Las paredes, adornadas con azulejos que capturan y juegan con la luz, ahora parpadeante, del techo, crean un santuario efímero, un oasis en la rutina diaria. A pesar de este cálido abrazo, una sensación inquietante se anida en los recovecos de su mente, perturbadora como la sombra que proyecta la toalla colgada, transformándose en sus ojos en un espectador silencioso y ominoso.

              Este pensamiento, ineludible y oscuro, revolotea en su cabeza como una mariposa nocturna atrapada contra un cristal. ¿Qué sería aquello que la acecha desde las sombras? ¿Y cuál sería su origen? En su joven corazón, Bailey sabe que todo mal tiene un comienzo, un punto en el que la inocencia se quiebra y la realidad se tiñe de sombras. Pero, ¿era este un mal per se, o quizás la consecuencia de un mal pasado, una herida sin cerrar en el tejido de su historia?

              Los pensamientos intrusivos, como remolinos oscuros, danzan en su cabeza, entrelazándose con el vapor que se eleva del agua caliente. Finalmente, logra relajarse lo suficiente, un suspiro de satisfacción escapando de sus labios. Después de todo, el mundo es un lugar complejo, y una chica adolescente de un pueblecito de Maine no va a desentrañar sus misterios en un solo día. Dejar que las cosas fluyan, enfrentar el mundo detalle a detalle, parece la solución óptima para ella. Su mundo, al menos. El mundo de Bailey, el de su padre Alan, el de su perro King, quizás incluso el de sus amigas María y Milly...

              De repente, Bailey se despierta en un sobresalto. El agua, antes cálida y acogedora, ahora tiende a la tibieza, el tiempo no se detiene, ni siquiera en el cálido refugio de su bañera envuelta en vapor. Comprende que se ha relajado demasiado, perdiéndose en un estado entre la vigilia y el sueño.

              Un pensamiento fugaz cruza la mente de Bailey. Hay algo, un destello de memoria o una revelación medio olvidada, oculto en las profundidades de su materia gris. Es como un susurro en el viento, algo que parece gritarle con urgencia: "Bailey, mírame, reconóceme. Soy una pieza en este rompecabezas que es tu vida". Pero, agobiada por un cansancio que le pesa tanto en el cuerpo como en el alma, no logra concentrarse en esos detalles fugaces. Su mente se siente embotada, incapaz de aferrarse a ese pensamiento escurridizo que baila justo fuera de su alcance.

              Con la conciencia de que algo importante se escabulle en los rincones sombríos de su pensamiento, decide rendirse al sueño. Se acuesta, sintiendo las sábanas frescas contra su piel cansada. El mundo de los sueños le promete un escape, al menos temporal, de las incógnitas que la acosan.

              Pronto, King, su fiel compañero canino, se une a ella, su presencia un bálsamo para su inquietud. El calor y el ritmo constante de su respiración ofrecen un consuelo silencioso. King, siempre presente, siempre leal, parece entender los misterios no dichos del corazón humano mejor que cualquiera.

              Tira para recuperar Estrés, Bailey.

                Elijah

                "Solo tenemos la llave que te di. La de la cripta. Las otras las tenía Brie. O quizás Vanessa...", dice Aaron, frunciendo el ceño en un esfuerzo por recordar. Su voz se pierde en el eco del laberinto subterráneo. "Se suponía que debíamos devolvérselas a Riley después de hacer el ganso con el ritual, pero esto... esto es demasiado. ¿Podríamos hacer una copia? Solo por motivos de conservación cultural, claro...", continúa, su tono fluctuando entre la justificación y la duda.

                Mientras tanto, Elijah, un hombre de acción más que de palabras, asciende la escalera con cautela. Su altura lo obliga a adoptar una posición incómoda al examinar el portón colocado horizontalmente al suelo. Toca la superficie fría y húmeda del metal, sintiendo su resistencia bajo sus dedos. La idea de forzar el portón le parece francamente difícil, por no decir imposible. Pero entonces, entre el metal oxidado, descubre algo inesperado: una rendija más grande de lo habitual, definitivamente lo suficientemente amplia para deslizar su mano, a diferencia de la pequeña abertura para una llave que esperaba encontrar.

                Aaron, observando desde abajo, muerde su labio inferior, ansioso. "Ten cuidado, Eli", murmura, su voz apenas audible en la penumbra del lugar.