Cindy se hunde en el silencio, sus ojos oscilan entre el recuerdo y la culpa. Finalmente, con una voz temblorosa que apenas rompe el silencio, empieza a desentrañar el enigma de aquel día fatídico. "No, no sé exactamente qué ocurrió. Lo que sí sé... es que fue culpa mía. Mía y de Jake. Nosotros... la convencimos", confiesa, su voz es un susurro cargado de remordimiento.
Su relato se detiene por un instante, como si las palabras siguientes pesaran demasiado en su lengua. "Tras lo de Niamh... Creíamos que ella era la elegida, la hija maltrecha de Irlanda, descendiente directa de los primeros fundadores", recita, como si recordara el fragmento de una profecía.
La habitación parece hacerse pequeña. "Hicimos un ritual, el más oscuro y a la vez el más poderoso. Intentamos invocar a un ser, al mismo ser que la bruja O'Byrne y sus discípulas adoraban siglos atrás", revela con un tono que fluctúa entre el miedo y la fascinación. "Lo teníamos todo: el amuleto, el grimorio, la sangre adecuada... Pero salió mal, no sé qué pasó".
Cindy se levanta, su respiración se acelera, y su voz se llena de una excitación febril. "Estábamos allí, en el Beso del Bosque, algo surgió del viejo árbol, una luz. ¿O era una sombra? Los cuervos empezaron a graznar, Aislinn se asustó cuando esa sombra empezó a danzar delante de ella y entró por su boca y luego..." Cindy se detiene, su respiración se torna agitada, su pecho sube y baja rápidamente, víctima de la excitación y el pánico que su propio relato le provoca.
"Luego... Luego...", su voz se apaga, y se desploma, dejándose caer de nuevo en la silla, vencida por la emoción. "Se secó delante de nuestros ojos. En unos segundos solo era piel y huesos. Marchita como una rama seca...", dice con una lágrima recorriendo su mejilla. "Después de eso, la sombra volvió a emerger de su cuerpo y escapó sobrevolando el cielo en dirección a Innisport." Su mirada se pierde nuevamente, esta vez siguiendo el trayecto imaginario de aquella sombra.
"Fue entonces cuando escuché ese grito hórrido por primera vez y el dolor en el brazo, ese dolor como si piel, carne y alma estuvieran siendo selladas a fuego." Muestra su brazo y en él el símbolo que comparte con Rachel.
"Tras eso me desmayé, perdí el conocimiento. Al despertarme estaba en el coche de Jake, le pregunté qué había hecho con Aislinn, le dije que teníamos que explicárselo a alguien, pero..." Cindy se encoge de hombros, una expresión de resignación y derrota se apodera de su rostro. "Me dijo que nadie nos creería o si lo hacía alguien sería para hacernos daño, que le quitarían a Sharon, su hermana pequeña..."
Baja la mirada, entrelazando sus dedos, sumida en un conflicto interno. "Yo callé, no sabía qué hacer. Y así, callando, llevamos desde entonces, aunque ahora también lo sabes tú y por ello Jake me odia. Mi propio hermano." Su voz es apenas un hilo, un susurro cargado de dolor y resignación. Cindy mira a Rachel, buscando quizás comprensión, quizás absolución, en los ojos de su interlocutora.