irakmata No he sido el primero en decirlo eh, el primer mensaje es uno súper votado más arriba. Todo muy bonito, lo que pasa es que contratar a un diseñador y que te haga una ciudad bonita maravillosa lo han hecho diez mil juegos antes. Ahora, ten cojones no sólo a hacer que sea visualmente impresionante, sino funcionalmente -jugablemente- impoluta. Esa es la diferencia.
Antes de que pienses por defecto que hablo de From, te diré que no, que podría estar hablando también del World of Warcraft, o entrando en el terreno de los Dungeon Crawlers, de cualquiera que se te ocurra, si bien es cierto que estos no suelen caracterizarse por proponer obrar arquitectónicas muy detalladas desde el exterior.
Es más, es que cae por su propio peso usando sólo la lógica, sin tener que poner ningún ejemplo. Si tú te dedicaras a esto, ¿qué te costaría más, que te dijeran que hicieras una ciudad medieval súper bonita, con su castillo, su plaza, sus barrios marginales, sus cloacas, etcétera, en la que sólo la vas a rellenar con ciudadanos andando aleatoriamente por sus calles y algunos dentro de las casas, o si te pidieran que hicieras exactamente eso pero teniendo en cuenta que vas a tener que llenar la ciudad entera, sus barrios marginales, su plaza, su castillo y sus cloacas de enemigos teniendo importancia tanto el tipo de enemigo y sus acciones como la posición de dichos enemigos?
Pues éste es el problema al que se enfrentan básicamente la totalidad de juegos de mazmorreo de diversos géneros. Que cuando haces un salón con una lámpara gigante no sólo tiene que ser un salón con una lámpara gigante, tiene que ser un salón con una lámpara gigante pensando en dónde poner los bichos para que den más por culo, cómo afectan las dimensiones del salón al personaje o personajes que manejáis -importantísimo en los MMO, por ejemplo, de nuevo-, e incluso la propia arquitectura del salón, como si la presencia de columnas o no puede tener alguna función jugable, como que sea la única manera de esquivar una magia de un jefe en un momento dado, sirviendo las columnas a dos propósitos distintos a la vez: estético y funcional.
Este tipo de cosas llevadas a la ciudad entera tienes que preguntártelas continuamente como diseñador cuando trabajas sobre los dos niveles al mismo tiempo y juntas la estética con la funcionalidad, y por supuesto, son preguntas que no te haces cuando en ese salón vas a tener a 4 aristócratas dando vueltas para que hables con ellos y te suelten algún comentario de mierda.