@PAL
Habían pasado ya una o dos horas desde que el grupo de Ronan saliera rumbo al bosque, y Miela había tenido tiempo de pasar por casa para vestir su atuendo usual al completo después de quitarle las manchas de sangre. A pantalones y blusa había sumado chaleco, chaqueta, cravat, guantes y, huelga decirlo, su acostumbrado sombrero con un lirio blanco recién cortado y bien colocado. Amén de espada y daga, Miela había decidido que la rareza del día no auguraba nada bueno, y lo mejor contra la rareza solía ser el reconfortante peso de sus dos pistolas, las cuales descansaban enfundadas sobre su chaleco, sutilmente ocultas bajo su chaqueta. Así pertrechada, había vuelto al Cerdo Combatiente para pasar el rato.
La soldado se encontraba leyendo, o al menos tratando de leer, los mensajes dejados en el tablón de anuncios de la taberna. No dominaba aún las letras, y menos lo que entendían como tales quienes dejaban escritos en el tablón, pero no eran mala práctica. Y aunque ya había bastante clientela en el Cerdo Combatiente, ya suficientes mercenarios la conocían y sabían que no era demasiado sociable, de modo que mayormente la dejaban en paz.
A su pesar...
Por eso la sorprendió un poco oír no ya que alguien se dirigiera a ella, sino que además lo hiciera con un tono tan alegre y una velocidad inusitada. Miela apartó la vista del tablón y giró el cuerpo para encarar a la joven que se dirigía a ella. No acabó de entenderlo todo, ya que la chica utilizaba palabras y expresiones que a la soldado le parecieron totalmente extranjeras... e inmediatamente adivinó que la recién llegada debía de ser otra chica perdida de a saber qué país lejano.
Bueno... Miela también fue una chica perdida una vez. Hacía no tanto tiempo.
"¡Hola! ¡Menudo evento tenéis montado aquí! De haberme enterado habría venido antes a cubrirlo, ¡pero ha escapado a mi radar! Demasiadas cosas pasando a la vez en Innisport. ¿Dónde es esto, exactamente? No reconozco esta parte de la ciudad, ¿es algún sitio a las afueras? ¡Tu traje mola un montón, por cierto!"
Miela metió los pulgares en los bolsillos de sus pantalones y descansó el peso sobre una pierna, dándose un aire bastante relajado, aunque la realidad era otra. Por lo poco que pudo entender, la recién llegada parecía creer que el Cerdo Combatiente era parte de ese tal Innisport, y que... hmmm. Parecía gustarle la ropa de Miela, pero lo decía de forma muy rara. La soldado miró a su alrededor, pero no, no parecía que el Cerdo Combatiente estuviera en realidad celebrando ningún evento, y nadie había mencionado Innisport por aquí nunca antes.
Francamente, Miela no tenía ganas de meterse en un asunto que no la concernía, pero había tenido tiempo de pensar y lamentarse por lo que había pasado esa mañana. Para defender a la tal María, había asesinado a dos hombres. En su fuero interno sabía que había hecho lo más expeditivo, aunque no lo más correcto, pero la cuestión era que Ilmater probablemente no aprobaría lo que había hecho. Había pasado un rato francamente angustioso preguntándose si su naturaleza no había quedado corrompida para siempre por su pasado, y si su alma no estaba condenada ya a una maldición eterna.
Viendo a la joven y su falta de consciencia de lo que quizá le había pasado, y pensando en su propio pasado, Miela acabó apartando la mirada y asintiendo para sí.
Probablemente no compensaría dos asesinatos, pero... menos da una piedra.
Volvió su atención a la joven y dio un paso al frente, tocándose el sombrero a modo de saludo antes de empezar a hablar en su usual acento fuerte y a veces con pausas largas entre las palabras. "Mi nome es Miela. Miela de Rumbia. Entendo que venes de Inni-es-por. Otos mucha... muchocho... ¿muchachos? Otos muchachos estuveron aquí ha mucho rato, dijeron venir de Inni-es-por."