Bailey (Copiado con permiso y petición de @KatamariRoller )
Bailey observa al grupo acercarse, pero dado que María va por delante, no le importa. Cuando su amiga extiende las manos, la atleta se las toma con delicadeza y las acerca a su cara. Efectivamente, el rostro de Bailey es tal como ella recuerda... aunque conforme el resto del grupo se acerca, sí que notan al menos un cambio en ella. La joven rubia ahora mide bastante más que el metro setenta que solía tener. Está más o menos alrededor del metro noventa.
De modo que cuando María trata de abrazarla, encuentra que los obstáculos que normalmente encontraba al intentarlo están más altos esta noche. Por eso, Bailey no duda en corresponder a su gesto con una sonrisa y una risa por lo bajo antes de tomar a la chica latina en sus brazos y levantarla sin esfuerzo aparente para poder darle un beso en la mejilla y otro en la frente. El achuchón que le da Bailey es francamente... bueno. Es un achuchón a mucha conciencia. Con volumen.
Aunque el olor a flores limpias y frescas que siempre acompañaba a la Bailey unicornio sigue estando ahí, ahora acompañado de un calor agradable.
La amazona de ojos azules deja a su amiga tocar tierra otra vez, y abre la boca para explicar todo... pero Ronan se le adelanta, abalanzándose sobre ella de una forma que la descoloca bastante junto con la sacudida que le da el guerrero de pelo blanco. Una sacudida que tiene efectos francamente asombrosos sobre la anatomía de Bailey.
Eso no la hace sonrojar, pero cuando Ronan termina y se disculpa, Bailey, frunciendo el ceño, le pone una mano encima de la cabeza y empieza a retorcérsela hasta que éste pilla la indirecta y se da la vuelta. En el momento perfecto para ver a King acercarse, echándole una mirada de pocos amigos pero no de enemigos, que es una diferencia sutil pero muy importante cuando uno de ellos es un huargo de dos metros.
Tan pronto se le pone al alcance, Bailey salta contra el pelaje de King, y parece que en los siguientes dos minutos Bailey descarga todas sus ganas de acariciar a su compañero que tuvo que contenerse durante estos días. Con sus dedos humanos, lo acaricia y rasca con fuerza y vigor, olvidándose bastante del hecho de que está en porretas. Al menos hasta que oye al goblin hablar y la reacción de María. Bailey hunde su cuerpo en el frondoso pelaje de King, que mira al resto del grupo con una mirada tan orgullosa que raya en la arrogancia. Bailey, por su parte, mira al goblin con una de esas miradas asesinas que podrían matar el autoestima de un hombre, pero contra las cuales el pequeño pervertido ya está inoculado hace tiempo. “Como te me acerques te corto el cuello a collejas, moco-lechuga viola-gatos.”
La voz de Bailey suena muy similar a como sonaba en Innisport, aunque tiene una fuerza y vitalidad que parece a prueba de balas incluso a estas horas de la noche, y después de todo el camino andado.
Después del comentario empoderado, o más bien mamparado tras el pelo de King, que debería dejar ciertos límites bastante claros, Bailey gira su ceño fruncido hacia Elijah. “Todos tranquilos, no me he puesto el anillo. La baratija ésa quiso convencerme, y francamente, Ronan, te quedaste muy corto con tu advertencia. Esa cosa es peligrosa de verdad. Pero lo rechacé, y... alguien me recompensó por ello con esta forma. O sea, mi espectacular forma original.”
Recordando que Elijah le cortó el dedo a Milly, y sintiendo cómo cada vez se enfada más al pensarlo, Bailey vuelve su atención hacia María y se obliga a sonreír. Por suerte, al menos hasta donde ella sabe, su amiga no notará lo forzado de su expresión. “El anillo está enterrado en el bosque. Recuerdo dónde, pero no me importaría olvidarlo si no lo necesitáramos para diagnosticar a Milly. Ah, por cierto, todo esto podría ser cosa de una supuesta Sombra que nos está poniendo a prueba, o tratando de corrompernos. ¿Sabéis cómo las cosas mágicas y las profecías nunca hablan claro? Pues así está el tema, así que sorry si no lo entendéis muy bien. Yo lo entiendo aún menos.”
Habiendo dado todas las explicaciones que Bailey tenía ganas de dar a estas horas de la noche, la joven bosteza al tiempo que toma a María con un brazo y se la acerca. Medio para abrazarla, medio para que también le sirva para cubrirse un poco de las miradas bastante poco discretas de los varones del grupo. A excepción del que está de espaldas, claro. “Bueno, dicho lo dicho, ya veis que yo estoy bien, y eso no cambia mucho el plan. King me ayudará a recuperar el anillo, lo meteré en su bolsa antes de que pueda darme mucho la tabarra, y mañana seguiremos camino a Daggerford, vosotros por vuestro lado y King yo por el nuestro. O ése era el plan según recuerdo. Y vale, ahora tengo dedos para ponerme el anillo, pero el pequeño cabroncete quería que me lo pusiera en el cuerno, así que a menos que alguien quiera amputarse todos los dedos...”
Bailey mira hacia Elijah como si pensara que él debería ofrecerse voluntario.
“... creo que yo al menos puedo resistir su influencia tanto como cualquiera.”