Bonetrousle No nos engañemos de una realidad, y es que los primeros que no dejan libertad creativa son los propios jugadores con campañas de odio de un lado u el otro. Por mucho que no nos guste "Sweet Baby" y compañía, esa gente no se mete en un proyecto si no es la propia empresa la que solicita sus servicios, por mucho que se diga que van "amenazando" y demás, la última palabra la tiene la empresa, y la carta de la imagen y la repercusión queda patente que está haciendo más mal que bien a estas compañías contratar los servicios de estos asesores, pero como digo, al final cada uno decide libremente por X o por Y.
Luego tienes en la otra mano que los videojuegos, en su gran amplia mayoría, se hacen por equipos y empresas. Eso implica que el proceso creativo pasa por múltiples opiniones en un equipo de desarrollo, un director de proyecto, uno o varios productores, y en los casos de empresas más grandes, una junta ejecutiva. Todos tienen una voz porque todos tienen un rol en la empresa, y el machaca de turno no puede decir que no le dejan expresarse creativamente porque no todas sus ideas se vean plasmadas en el producto final, o porque el proyecto tome un rumbo que no sea el que deseaba. ¿Dónde está ahí la línea donde separamos la libertad creativa de la censura? Lo fácil sería quizás decir que todo lo que sea decisiones directas del equipo de desarrollo entra dentro de la "libertad creativa", pero si viene de un ejecutivo entonces es censura, pero al final del día, todos están dentro del mismo barco y es cosa interna cómo se maneja este y hacia donde van.
Es algo mucho más complejo, y viendo casos como lo de este KCD2, al final lo que se deja entrever es que no importa de dónde vengan las decisiones, porque la gente lo va a criticar de una forma u otra, sin importar quien tomó la decisión, o si desde arriba dijeron "hacedlo como queráis" porque al final se reduce a que solo queremos ver lo que a cada uno le interesa, y es imposible complacer a millones de personas de forma unánime. Por eso digo que nosotros somos los primeros en poner en jaque esa libertad creativa, si cada vez que veamos algo que no nos gusta, lo trasladamos en forma de odio visceral, violencia y faltas de respeto unido a otros actos asquerosos que es lo último que querría cualquier creativo: que les machaquen años de esfuerzo y un mundo enorme y rico en matices, solo porque un puñado de homófobos sigan viviendo en el siglo XII, o porque una panda de snowflakes crean que no hay suficiente inclusividad según sus estándares personales que nadie les ha pedido. La verdad es que antes de criticar cómo hacen los juegos, más de uno debería mirarse al espejo porque como comunidad en sentido global damos puto asco (y no solo en los videojuegos: cine, series, deportes, música... me he movido por suficientes sites de cada tema para ver que todos cojean del mismo pie).