Arwyn observa a Bailey en silencio, como si pudiera ver el torbellino de pensamientos que se agitan en su mente. No añade nada más, no ofrece explicaciones adicionales.
En lugar de prolongar la conversación, hace un leve gesto con la mano, como si apartara una distracción molesta.
"Habéis cumplido con vuestra parte. Ahora marchaos. Entregad mi respuesta a Aurian… y si apreciáis vuestras vidas, dejad esta ciudad antes de que os arrastre consigo."
Su tono no es amenazante, pero tampoco deja margen para el debate. Daggerford es un tablero donde las piezas ya han empezado a moverse. Si se quedan demasiado tiempo, no tardarán en verse atrapados en la partida.
Arwyn no les dedica una última mirada. Simplemente regresa junto a su grifo, sus dedos deslizándose sobre el plumaje oscuro. La conversación ha terminado.
Y, como si hubiera estado esperando el momento exacto para aparecer, Luto está allí de nuevo. Nadie lo ha llamado, pero allí está, encorvado y con su eterna expresión de cansancio existencial, listo para acompañarlos a la salida. Deja escapar un suspiro largo, el tipo de suspiro que solo alguien que ha visto demasiadas estupideces en su no-vida puede permitirse.
"Habéis logrado salir con vuestra vida intacta. No es poca cosa." Hace un gesto vago con la mano, como quien señala un hecho inevitable. "Ya es más de lo que consiguió el pobre Sir Archibald el Obstinado."
Se toma su tiempo, disfrutando del suspense antes de continuar.
"Un noble de Aguasprofundas, ¿sabéis? Vino aquí exigiendo el favor de la señora. No pidiendo, no negociando. Exigiendo. Muy digno, muy altivo, con un chaleco caro y una voz engolada que sonaba como si se hubiera tragado una trompeta desafinada.
Chasquea la lengua con falsa lástima.
"Dijo que su linaje le otorgaba el derecho de recibir una audiencia. Dijo que la magia de la señora debía inclinarse ante su grandeza. Dijo muchas cosas."
Se detiene un instante, su sonrisa ladeada adquiriendo un matiz más retorcido.
"Ahora…" su voz baja un tono, como quien cuenta un secreto delicioso "…es una rana. Una rana particularmente fea. No una cualquiera, claro. La señora tuvo el detalle de colocarle un Collar de Metamoros."
Hace una pausa, dándoles la oportunidad de preguntarse qué demonios es eso, antes de aclararlo con un tono casi didáctico:
"Un artefacto del gran Aurian Vaeltharyn, cuando aún era joven e inquieto y se entretenía creando cosas como esta. Esos collares, una vez puestos sobre un humano, lo convierten en un animal algo más listo de lo normal, pero no lo suficiente como para volver a leer poesía. Mantiene retazos vagos de su vida pasada… lo justo para saber que ha sido degradado, pero no lo suficiente para hacer algo al respecto."
Luto se encoge de hombros, con una resignación fingida.
"Sir Archibald, o Croacibald, como lo llamamos ahora, sigue siendo un noble. El linaje lo lleva en la sangre… pero en la de los mosquitos que se come."
Su sonrisa se amplía con un dejo de satisfacción, como si la moraleja fuera evidente.
"Así que, visto lo visto, habéis hecho un trabajo aceptable. No os han convertido en nada viscoso. Yo lo llamaría un éxito."