Y Milly empezó su relato.
--Pues en la arena me encontré con Mirabelle. Me dijo que la boda de Percy sería el día 28, dentro de cuatro días en Aguasprofundas, y nos ofreció 30 monedas de oro por actuar allí. Pero quería que se lo confirmáramos como muy tarde esta mañana en su posada, ya es tarde, pero de todas formas van a asistir los Vaeltharyn, así que... ¡ah! También iba su guardaespaldas, que supo lo que era y me advirtió o me amenazó al oído.
--Después hablé con Caelen, el hermano de Calendor,que me contó veladamente los planes de este para un dominio Vaeltharyn, no parecía estar de acuerdo porque eso iba a exigir sacrificios, ¡entre ellos el mío, eso era clave por ser una revenant! Le dije que mejor no estar ahí para evitar que pasaran cosas malas, y me dijo una salida secreta de la arena por las catacumbas, pero lo dijo en clave y no lo entendí, ¿no pueden hablar claro estos magos?
--Después Calendor me llevó a un palco vacío porque quería sexo oral y... bueno, esa parte ya la sabéis. El caso es que quedó inconsciente, escapé buscando las catacumbas, y vi a Eleanor y Edwin Longbottom moviéndose a hurtadillas. Tramaban algo, así que los seguí. Así fue como descubrí la salida secreta. Dejé algunas pistas para Pizz y él también vino después. Ahí me dijo que los inquisidores ya habían llegado a la ciudad y el jefe se había presentado en la arena, pensé que venían por los rumores sobre Vecna en el templo de Lathander, y como el sacerdote jefe estaba allí entonces presenciando el duelo en nombre de Lathander, pues supuse que venía por eso.
--En las catacumbas había puertas que llevaban a varios sitios, pero decidimos seguir de lejos a Eleanor y a Edwin. Pensé que iban a robar el espejo de Morwen, pero se dirigían a un templo antiguo, puede que un templo de Vecna si Eleanor es la sacerdotisa suprema suya en Daggerford, buscando refugio por la presencia de los inquisidores. Te habría gustado, María... pero decidimos no seguirlos porque no sabíamos sus intenciones, si serían hostiles con nosotros o no, si los inquisidores llegarían hasta ellos... Pizz propuso salir de la ciudad siguiendo el río y yo estuve de acuerdo pensando que el problema del grupo para salir de Daggerford era que me detuvieran los inquisidores por ser una revenant. No creía que María tuviera problemas porque es seguidora de Vecna pero también una humana normal, ¿cómo iban a saber que era seguidora de Vecna? Pensé que era mejor que nosotros saliéramos, y después Pizz volviera a la ciudad para avisaros y que salierais todos juntos sin tener que ir con una revenant.
--Seguimos el camino del agua y... no os lo vais a creer, pero ¡los furros existen! Nos encontramos con un hombre rata. Nos guió en su balsa hacia la salida de las catacumbas por un río subterráneo, allí nos atacaron unos limos y me deshicieron parte del vestido escupiéndonos ácido --Milly omitió la parte de las estatuas y haberle sobado el paquete a Pizz--.
Nos despedimos de él --la Milly de entonces le estaba agradecida, la hambrienta de ahora pensó que era un desperdicio no habérselo cenado--, pasamos la noche en un tronco hueco y a la mañana siguiente buscamos una posada alejada de la ciudad para esperaros cuando volvierais con Pizz.
--¡Ah! Tuve que tirar el amuleto del Alba. Creo que Calendor me lo dio para tenerme localizada con él por si no iba esa tarde a la arena, era demasiado arriesgado llevarlo encima. Lo tiré a unas corrientes rápidas muy peligrosas que descartamos, ¡espero que lo busquen y se ahoguen por ellas o piensen que me he ahogado yo!
--Por la mañana nos enteramos de que Kildare, el guerrero de Calendor, ganó el duelo y dejó manco a Eurico Morclade. ¡Lo hubiera matado de haber estado yo allí! Pero según Pizz para entonces los Vaeltharyn ya habían desaparecido y Kildare abortó el plan, al no encontrar a Calendor para darle la señal de matarlo. ¡Los Morclade me deben la vida de Eurico! ¡Y la de media arena! ¡Seré una revenant pero no soy mala, soy una heroína! --Milly miró a Elijah--. No es justo, Elijah libera a la ciudad de un monstruo horrible, devolviéndole un guardián además, yo salvo a los Morclade, y no solo no nos recompensan sino que nos persiguen como criminales.
--Hablando de criminales... no creo que fueran Eleanor y Edwin los que robaron el espejo, la arena estaba cerca de la fortaleza de Morwen y creo que nos saltamos la puerta que daba a ella por las catacumbas, y ellos también. Creo que solo buscaban refugio. Opino que el espejo lo ha robado Calendor: fue él quien propuso la arena como escenario del duelo el día que Morwen no iba a estar por la noche. No parece que los Morclade se lleven muy bien con los Vaeltharyn, creo que los Morclade son algo así como el brazo armado de Morwen en la ciudad, y necesitaba el duelo de la arena para dos cosas: darle un golpe de gracia a los Morclade conmigo como catalizador y permitir la entrada a los suyos en la arena para colarse en la fortaleza a través de las catacumbas y robar el espejo.
--En la posada me acosté a dormir mientras Pizz volvía a la ciudad, hasta que la voz de María en mi cabeza me despertó. Ahí me enteré de que lo que habían robado en la fortaleza era el espejo, que creíais que había sido Pizz, y de que saldríais por el río.
Pizz no consiguió entrar, los Vaeltharyn nos buscaban... ¡yo pensaba que se habrían retirado por un portal mágico y mantendrían un perfil bajo por estar débiles tras lo de Calendor! O que los habrían matado los Morclade, porque estos tambien parecía que tramaban algo, los guardias de la arena estaban tensos y habían cerrado las salidas de la misma. El caso es que esperamos en la posada mientras Pizz dormía, vinieron tres paladines de Helmo, ¡uno de ellos del Sagrado Corazón! Y bueno...
Milly tragó saliva antes de contar el final de su historia.
--Queríamos pasar desapercibidos tras averiguar Pizz que solo querían hospedarse allí, no nos buscaban ni nada de eso, pero un niño vino a traernos unas mantas a la habitación, perdí el sentido, y cuando lo recuperé le había intentado morder en el cuello y había pegado un grito. Lo convencí de que solo era un beso, un chupetón para que fuera popular entre las chicas, pero el paladín albino chungo no se lo tragó y le preguntó quién le había hecho eso. Por suerte pudimos escapar por la ventana antes de que derribaran la puerta, y entonces aparecisteis vosotros perseguidos por el barco de los Vaeltharyn, corrimos hacia el vuestro... y bueno, ahí fue cuando nos visteis.