Isolee
La doncella se cuela por la rejilla ayudando al Valiente a bajar.
—Vamos Espinocho, la entrada del campamento,
Ya debe estar allí el primer destacamento.
Caminan por el pasadizo y cuando salen ven el panorama.
La serpiente enorme que deja a su paso un vacío, siente un escalofrío cuando ve al brujo y las cuatro figuras que le rodean y por un momento se encoge de miedo, y entre todo el tumulto ve a María, la elegida sangrando.
Corre hacia ella, veloz como un rallo, colándose como una sombra entre los soldados en el fragor de la batalla. Toca su costado y saca su mano manchada de sangre.
—Maria, ¿Estáis herida?¿Esta sangre es vuestra?
No debéis excederos, esto es sólo una muestra,
Id con cuidado, vuestro ejército necesita vuestra diestra.
A esta batalla tenéis que sobrevivir,
Por lo que más queráis,
no me hagáis más sufrir.
Os lo suplico, por favor,
Que esta sea la última batalla,
Vendrá un tiempo mejor,
Quiero vivir nuestro amor.
La doncella le clava una mirada suplicante, su sonrisa es una promesa de noches tranquilas frente a chimeneas y de niños corriendo en el jardín.