Supr Que alguien esté frustrado no implica necesariamente que sus observaciones sean erróneas. La línea de la entrevista viene a reforzar discursos, salvando ciertas cosas, como el de Tate, el famoso Temach y, en general, la manosfera (recordemos que incluso hay sectores que asumen que son una cagada y que lo normal es que una mujer no quiera estar con ellos). Entonces, se da la razón o se quita en función de quién lo dice y no lo que dice.
Por otra parte, este no es un tema de cámaras de eco cuando el discurso feminista, principal culpable de la batallita de sexos, está en la política, en los medios y en las instituciones (aunque esto varía por países). No estamos hablando sólo de un treintañero o un cuarentón lamiéndose las heridas en un foro, cada dos por tres tenemos noticias de que los chavales de instituto no ven consonancia entre la realidad que se les describe y la que viven.
Resulta absurdo que cualquier fenómeno social negativo para un sexo o el otro, directa o indirectamente -con tremendas carambolas argumentales- sea responsabilidad del hombre. Pasamos de que no debe afectar a tu ego masculino, a tu masculinidad frágil (o cualquier sinónimo chorra), que una mujer tenga mejor posición socioeconómica a que, cuando un número considerable de ellas la alcanza y no quieren salir contigo por estar más abajo, la culpa la tengas tú por quedarte atrás. De auténtica coña.