Durante el camino al desfiladero Milly estuvo callada un buen rato consciente de que les seguían, pero con el paso del tiempo y al ver que no parecía que acortaran distancias, se fue sintiendo más segura... el silencio no era lo suyo, empezó a pesarle, y la necesidad de hablar era cada vez más asfixiante hasta que no aguantó más.
--¡Todavía no os he contado lo que encontré en el punto brillante! Había una burbuja en el suelo bañada por los rayos del sol, y el brillo de la luz reflectada es lo que llamó nuestra atención. Dentro había un mensaje telepático, porque veía claramente la imagen de una mujer muy guapa, casi tanto como yo, de pie delante de un cielo estrellado, a lo mejor era la misma Selûne. Me advirtió de que estábamos en peligro, de que Hrólf era un seguidor del Adversario, y que no pararía hasta cumplir su misión. No me dijo cuál era, pero me imagino que estaría relacionada con Bailey.
Milly hizo una pausa para que los demás se pusieran en situación, y se llevó los nudillos a la boca, como si estuviera aterrorizada, tratando de darle dramatismo a la historia.
--La mujer me dijo que estaba desterrada, y que el lobo al que nos enfrentábamos no era un lobo normal, más grande, como si no fuera un lobo de verdad, y con la descripción que os dije. Que era él quien controlaba el bosque, y que para que dejara de controlarlo tenía que morir, y que solo así terminaría la caza que había emprendido. Y después esto se materializó en mi mano.
Milly echó mano a su bolsa, la sacó y en su palma mostró una bellota negra de obsidiana, con un diseño tan perfecto que no parecía haber sido tallada por unas manos cualesquiera, como si no estuviera hecha por humanos mortales.
--No sé por qué me la dio ni para qué sirve, si es que sirve para algo... ¡pero tuve la sensación de que debía de valer un montón de dinero! Así que siempre podemos venderla si no sabemos qué hacer con ella. Ya la estudiaré con Ratón de Biblioteca cuando estemos en una posada.