Lyn yo soy de esas personas que tienden a la depresión. Por motivos personales, arrastro desde hace mucho años problemas que no ayudan a llevar una vida plena, pero tengo mis mecanismos para autoregularme. Soy de esas personas que se dan un paseo y se sientan en un banco a leer un libro o escuchar música y observa, observa mucho el entorno y lo que ocurre.
Recuerdo en los 90 que pasasen las horas para bajar al parque a jugar. No con mis amigos, sino a jugar y hacer amigos. Socializar. No necesitamos más que un bote aplastado y pasábamos horas. Luego era la de cenar y a casa. Y te despedías con un hasta mañana y contabas otra vez las horas.
Ahora vas al parque y los niños juegan si, pero online con sus móviles. Son 2/3 en un corrillo y así en copy&paste. No hacen una socialización completa. Y cuando llega la hora “después de cenar seguimos jugando”. Son conocidos todos pero amigos reales de nadie.
Luego se cumplen años y llegan las obligaciones. No hay tiempo para el “después de cenar jugamos” y empezamos a frustrarnos. Llega el insti y cuesta conectar con el resto de estudiantes. Se frustran. Empiezan las paranoias y el sentirse aislado. Están los que buscan consuelo en las pantallas y los que a las que las pantallas no les consuelan ya.
Sus vidas son “sota caballo y rey” no tiene interés por nada ni motivaciones por ver que hay más allá. No pueden leer un libro porque son incapaces de estar concentrados sin pasar una pantalla con scroll. Incluso en el cine se aburren.
Estoy generalizando bastante pero creo que esto a nadie le suena ajeno.