Zsadist
Zsadist se quedó mirándolo en silencio un par de segundos, las palabras de Phury resonando en el aire como si fueran demasiado grandes para caber en su cabeza. Dio una calada larga al pitillo, lo lanzó al suelo y lo aplastó con la bota, como si ahí pudiera enterrar algo de lo que sentía.
"No me vengas con mimos, Phury" —gruñó al fin, la voz grave y rota—. "Sabes que no soy de eso."
Se incorporó, ajustándose la chaqueta de cuero, y le sostuvo la mirada con un intento de sonrisa.
"Hablaremos con Wrath. Se lo debo como Rey, igual que pedí permiso a la Virgen Escribana. No tomo esas cosas a la ligera. Ni con Ella, ni con él. Respeto su liderazgo. Pero no quiero meterle en esto. Ni a él, ni a los demás. Cada uno carga con su mierda y bastante tenemos con sobrevivir a lo de siempre. Esto es entre ella y yo. Y nosotros..." —añade en un tono más bajo.
Se pasó la mano por el pecho, donde aún ardían las marcas.
"Catronia es mía. Solo mía. Y cuando la encuentre, se acabó."
Guardó silencio un instante, el viento agitando las chapas oxidadas del matadero. Después bajó un poco el tono, más seco aún:
"Lo de verme “mejor”… no te hagas ilusiones. La sed no se calma, hermano. Nunca. Lo único que cambia es que a veces encuentras una forma de no volverte loco. Eso es todo."