Ronan en el hotel
En la entrada del hotel, la chica de la recepción mira a Ronan con una mezcla de fastidio y resignación. A esas horas, parece que recibir visitas inesperadas es lo último que desea hacer. Con una actitud algo desganada, le pide a Ronan que espere un momento. Toma el teléfono, se tapa la boca con la mano y murmura algo ininteligible al otro lado de la línea. Tras colgar, vuelve a dirigirse a Ronan con una sonrisa forzada y poco convincente, informándole de que el señor Harland ha autorizado su entrada. "Diríjase a la primera planta, la secretaria del señor Harland le estará esperando", le indica.
Ronan asiente y se dirige hacia el ascensor, intentando ignorar la actitud poco amable de la recepcionista. Mientras sube, piensa que tal vez ella no esté teniendo un buen día, pero tampoco es su caso.
Al salir del ascensor, una joven se acerca a él preguntándole si es Ronan. Él confirma y ella le pide que la siga. Caminando por los amplios pasillos del hotel, Ronan no puede evitar recordar a su padre y pensar en cómo sería todo si él siguiera vivo.
Llega al despacho de Theo, un espacio moderno y bien equipado que refleja la posición y el gusto del director de un hotel de tal calibre. Theo está dando vueltas por la habitación, hablando por teléfono. Se le ve reír y bromear, pero Ronan intuye que es parte del juego empresarial, buscando ganarse el favor de alguien importante. Su padre siempre decía que Theo era el corazón de la sociedad, mientras que él era el cerebro, y que sabía ganarse a los demás como pocos.
Finalmente, Theo cuelga y se acerca a Ronan con un abrazo efusivo. "Cuánto tiempo, chaval, estás hecho todo un bigardo", comenta al notar la estatura de Ronan, que ahora le saca unos centímetros. "Pero, primero de todo, ¿cómo están Anna y Siobhan? Quería haberme pasado, pero este negocio absorbe mucho tiempo. No te imaginas cuánto", dice, dejándose caer en su silla de cuero.
Después de un momento, le indica a Ronan que se siente frente a él. Saca una botella de whisky de un cajón y llena un vaso hasta casi la mitad. "Creo que sé por qué has venido. Pero te dejaré que me lo digas. Me lo merezco", afirma Theo, dando un largo trago a su whisky.