Todos menos Bailey y Ronan
El grupo sigue su camino por las calles de Daggerford, con el cansancio acuciándoles a cada paso. La madrugada los envuelve en un manto frío y silencioso, y las sombras de las farolas proyectan figuras alargadas sobre el empedrado. Finalmente, la imponente silueta del templo de Lathander aparece ante ellos, su estructura majestuosa destacando bajo la pálida luz de la luna.
Frente a ellos, la campanilla que Thorian tocó la última vez cuelga en la entrada, inmóvil, como si aguardara el próximo toque que perturbe el silencio. Sin embargo, Pizz, que camina en la retaguardia, levanta la vista hacia el costado del templo. Sus ojos examinan las alturas con instinto cazador, recordando el vitral por el que se coló unas horas antes.
Un pensamiento cruza su mente: Demasiado grandes para el vitral. Seguro que ni sus cabezas pasan por ese hueco. Una sonrisa casi imperceptible se dibuja en su rostro mientras imagina lo torpes que serían intentando su misma hazaña.