Milly
La noble inclina ligeramente la cabeza, como si estuviera considerando algo, y luego pregunta con la misma elegancia medida de siempre:
"¿Cuánto deberíamos pagaros entonces?"
Rhéon, que hasta ahora había seguido la conversación con su encanto habitual, deja escapar una pequeña risa divertida antes de responder con su teatralidad característica:
"Ah, mi lady, una cuestión delicada. Después de todo, la verdadera música no tiene precio, pero los bardos, por desgracia, sí. Para un grupo como el suyo… digamos que unas treinta monedas y alojamiento parecen un trato justo."
Mirabelle asiente con la misma expresión impasible, como si estuviera cerrando un acuerdo comercial más que contratando artistas.
"Entonces, consideradlo una oferta formal. Si decidís aceptarla, podéis enviarme una respuesta antes de mi partida mañana. Sigo alojándome en la posada del Delimbyr."
Su despedida es breve y cortés, una inclinación de cabeza perfectamente medida antes de retomar su camino. Rhéon se adelanta con ella y con Lyssara, avanzando a paso tranquilo.
Pero justo cuando Milly está a punto de alejarse, una voz apenas susurrada acaricia su oído.
"Los pétalos de la luna caen más pesados sobre quienes caminan sin sombra."
Es Lyssara Ventis, que sin cambiar el ritmo ni volverse a mirarla, le deja esas palabras como un susurro etéreo, casi irreal. Su tono es tan dulce y melodioso que podría confundirse con un cumplido, con una bendición. Pero Milly siente un escalofrío recorrerle la espalda.
Cuando levanta la vista, Lyssara sigue avanzando con la misma serenidad imperturbable, como si nunca hubiera dicho nada.
Rhéon se despide de Mirabelle con una inclinación elegante, acompañando su marcha con la mirada hasta que desaparece entre la multitud. Luego, sin perder un instante, vuelve sobre sus pasos hasta alcanzar a Milly, con su sonrisa de siempre pero un brillo divertido en los ojos.
"Lady Mirabelle es una dama encantadora, ¿no crees?" comenta con su tono meloso habitual. "Todo un ejemplo de gracia, elegancia y perfecta compostura."
Hace una breve pausa, su sonrisa se ensancha apenas un poco antes de añadir en un tono más bajo, casi conspirador:
"Ahora, su guardaespaldas... Lady Lyssara me pone los pelos de punta, y eso que he visto a dragones luchar."
Sacude la cabeza con fingida gravedad, como si aún sintiera el escalofrío de la presencia de la paladina. Luego se encoge de hombros con su ligereza habitual y le guiña un ojo a Milly.
"Pero en fin, vayamos a lo nuestro antes de que otra dama de hielo nos atraviese con la mirada."