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Cada entrega de la saga Amnesia puede presumir de ofrecer una experiencia única y diferenciada de sus hermanos, todos los juegos de Frictional Games van en una dirección propia, y todos tienen algo que los diferencia. Lo que todos comparten es que han quedado siempre a la sombra de The Dark Descent, la primera entrega de la saga y uno de los juegos de terror más influyentes de la historia tanto en la industria del videojuego, ayudando a poner en el foco los juegos de terror en primera persona, como en la cultura general de internet, popularizando en gran medida el subgénero de videos de streamers reaccionando de formas exageradas a los muchos sustos del juego que el juego ofrece.
Como digo, las entregas posteriores al primer Amnesia nunca gozaron de tanta fama y éxito: A Machine for Pigs poseía una gran ambientación, pero su naturaleza bordeando lo walking sim tuvo un recibimiento muy tibio; Amnesia: Rebirth es un buen juego, pero su foco puesto en la narrativa lineal no terminó de cuajar, notándose además la influencia de Soma, el cual merece su propio análisis y al cual Rebirth parece intentar destronar constantemente sin conseguirlo. Parecía que centrarse en contar historias en mundos lineales era la nueva norma en Frictional Games lo cual no necesariamente ha de ser algo malo, pero en el fondo todos los que jugaron a The Dark Descent o a Penumbra preferían a la Frictional Games más clásica, más Immersive Sim.
Aprende, adáptate, experimenta y sobrevive.
Con este texto nos da la bienvenida Amnesia: The Bunker una vez acabamos el tutorial, y es todo un acierto: no es posible definir mejor la experiencia que este juego ofrece. The Bunker es un cambio de 180 grados a lo que el estudio nos ha tenido acostumbrados durante los últimos 13 años, no solo volviendo a sus raíces, si no mirando más allá, rompiendo tradiciones y potenciando lo que les definía.
Hay que tener en cuenta que esta rama del survival horror vive de la sensación de inmersión del jugador en su mundo, Amnesia consigue meterte en su universo con su cámara en primera persona, con sus escenarios plagados de detalles y físicas, con su uso del sonido ambiente y con su narrativa no intrusiva; pero lo importante realmente es el conjunto y cómo todo esto interactúa con la jugabilidad, ahí reside el problema de las entregas más recientes y ahí reside el éxito de The Bunker: volver a brindar una experiencia cohesiva en la que todas sus partes interactúen a la perfección sin pisarse, aunque siempre al servicio de la jugabilidad y del terror.
El inframundo y sus engendros.
El bunker de la Primera Guerra Mundial que da nombre al juego es un mapa medido al milímetro que se puede afrontar de la forma que se desee, o en muchas ocasiones de la forma que se nos ocurra, pues hay libertad para experimentar con maneras de resolver los obstáculos mediante un uso inteligente de las físicas o de las distintas herramientas que el juego brinda, el ejemplo más claro es el revólver, el cual apenas se utilizará como arma si no como utensilio para interactuar con el escenario: en Amnesia: The Bunker las balas no son munición, si no llaves, y las llaves muchas veces no son llaves, si no que son redundanrtes al haber accedido a la habitación que abrían desde otro cuarto colindante, rompiendo una pared o despedazando una puerta usando una roca pesada que has arrastrado desde la otra punta del bunker; y es que parte de la gracia es ir recordando qué recursos hay en qué partes del mapa, saber dónde usar cada uno y sorprenderte a ti mismo al recordar a la perfección el laberíntico, opresivo y oscuro refugio en el que te encuentras.
Es necesario aprenderse el mapa para planificar nuestras rutas y optimizarlas pues solo se puede acceder al plano en habitaciones muy selectas y el generador que da luz y electricidad a la fortificación funciona gastando recursos vitales para el progreso, y únicamente se mantendrá en marcha durante una cantidad limitada de tiempo proporcional a la gasolina que se vierta dentro, esto esencialmente hace que no solo haya que administrar nuestro inventario, nuestra salud y nuestro silencio, si no que cada paso que damos es un recurso más a optimizar. Esto sería casi irrelevante si no fuera porque el backtracking está a la orden del día y lo normal es que tengamos que recorrer varias veces las distintas alas del complejo militar en busca de herramientas y a veces no encontraremos recursos, si no conocimiento: desde códigos hasta formas de interactuar con el escenario que anteriormente desconocíamos.
El proceso de ir descubriendo las normas del juego, de entender lo que se puede y no se puede hacer es de lo más divertido y enriquecedor: el ítem que pensabas que solo servía para iluminar la habitación, también se puede utilizar para atraer a la criatura y utilizar su colosal fuerza en nuestro beneficio, aunque como es de esperar lo normal será que seamos víctimas de sus ataques, y no beneficiarios, pues el bicho del bunker pega y muy fuerte: prácticamente cualquier contacto con la criatura supondrá una muerte instantánea, así que conviene aprender a moverse, y trazar un plan antes de hacer cualquier ruido, cosa más fácil dicha que hecha, pues el simple hecho de encender nuestra linterna emite sonidos que alertan al acechador de nuestra presencia. Encontrar ese equilibrio entre silencio y ruido, oscuridad y luz, es una de las tareas a aprender y a dominar.
Si bien suena similar a otras criaturas de juegos de la saga, en realidad se trata del némesis más complejo que ha hecho Frictional Games, con situaciones y comportamientos que podrán recordarnos al equivalente de Alien Isolation, aunque no llega presentar una inteligencia tan compleja. Se pasan canutas para evitar al bicho, que se adelanta a los movimientos del jugador aprovechándose de conductos por los que nos puede sorprender, y no parará de buscarnos en cuanto escuche el más mínimo ruido. No siempre estará a la zaga, pues la IA es impredecible, y hay quien diría que hasta errática pues en ocasiones se dan inconsistencias con su comportamiento que pueden arruinar la experiencia, aunque esto es poco habitual.
Otro factor a tener en cuenta, es que en el proceso de dominar el juego seguramente haya algo de ensayo y error, con situaciones muy difíciles o casi imposibles de solventar, pues el jugador tiene muy pocas opciones una vez somos descubiertos. Puede llegar a ser frustrante durante los primeros intentos, pero me gusta verlo como que esa experiencia ganada es útil para sobrevivir y prevenir fracasos futuros.
El que mucho abarca poco amnesia
Uno de los mayores aciertos de Amnesia: The Bunker es no intentar que el juego sea más de lo que necesita ser: prácticamente todo ocurre en el bunker y se queda en el bunker y toda la historia y lore gira en torno al bunker y sus desafortunados habitantes. Resulta refrescante este cambio de escala respecto a Rebirth, que intentaba contar una historia mucho más grande, con una enorme variedad de ambientaciones y una gran escala; sin embargo, nada de Rebirth consigue ser tan satisfactorio y terrorífico como The Bunker con su ambientación limitada y su historia más minimalista, por poner un claro ejemplo, el diseño de sonido de ambos juegos es como la noche y el día, en esta última entrega apenas hay música, solo suena cuando tiene que sonar, casi todos los sonidos son diegéticos y el juego no fuerza sensaciones en el jugador más de lo necesario, lo suficiente para que entendamos si estamos en peligro o no y lo necesario para controlar la posición de la criatura solo con nuestro oido.
Esta experiencia tan concentrada también tiene sus problemas, al centrarse tanto en el terror y el peligro inmediato, se han perdido en parte los puzzles característicos de la saga, o tal vez no es que se hayan perdido, si no que se han deconstruido en muchas pequeñas situaciones a resolver. Prácticamente da la sensación de que el bunker como tal es un macropuzle, compuesto de muchos micropuzles. También resulta extraño que un juego tan medido y con tanto mimo tenga una recta final que no está a la altura del resto del título: tristemente la parte final, sin ser en absoluto mala, se siente desconectada del resto de la experiencia y no consigue integrarse adecuadamente en el bucle jugable, aunque en absoluto empaña el resultado final, que es excelente.
Totalmente recomendable, Amnesia: The Bunker debería ser el camino a seguir para futuras entregas y ojalá sirva como inspiración para muchos otros juegos del género.