Isolee su hermano pequeño, Amari, viene corriendo con su móvil en la mano diciendo no sé qué de una niña del instituto y de que la policía está haciendo preguntas y han venido por la zona del Pasaje del Alquitrán.

-Déjate de rollos, Amrati, que estoy entrenando-responde Elijah sin atender demasiado a lo que le dice su hermano pequeño.

Ante su insistencia coge el móvil y efectivamente había desaparecido una chica. Sabía quién era, aunque no tenía prácticamente relación con ella aparte de verse alguna vez por los pasillos del instituto.

-Dices que ha venido la policía por el Pasaje del Alquitrán? Claro, falta una niña bien y lo primero que hacen es enviar a la policía al barrio que está lleno de afroamericanos. Dudo que Aislinn haya pisado muchas veces el barrio como para que la gente ni siquiera la conozca, pero ya sabemos como es la policía Amari.... será mejor que vayamos a casa, no vaya a ser que nos paren por la calle.

Elijah bota la poleta y lanza un último tiro

Recoge la pelota y le coge el móvil a Amari. Observa los comentarios por la red social

-Dylan, vaya gilipollas!-piensa

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      Nerviosa y aliviada al ver que su móvil sigue funcionando, Milly escribe a toda prisa un mensaje en Twitter:

      @Milly_Pencott
      "¡Esto parece un misterio para el club de Periodismo del insti! ¡Te encontraremos, Aislinn!

      Milly se lleva el dedo índice a la barbilla mientras alza la vista al techo, pensativa.

      --¿Por dónde podría empezar a buscar? ¡Apenas sabemos nada!

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        Isolee

        // ¿Sabemos dónde vive Aislinn? Si la desaparición se acaba de hacer oficial, puede que la policía esté en su casa... o no, pero igual sus padres nos dan info.

        Milly coge la bici y se va a casa de Aislinn si sabe dónde vive. Si no, pone un mensaje en Twitter preguntando si alguien sabe la dirección de su familia y/o lo busca en internet.

          María estaba, para variar, cabreada con sus padres.

          "¿Pero en qué coño piensan?" Grita en voz alta hablando con (nadie) Esclavo. Mentir arruinaría el negocio, ¡lo saben perfectamente! "Soy una ciudadana estadounidense honesta. Yo no miento".

          Y, de repente, caos. Los ruidos de todas direcciones anulan su sentido de la percepción. ¿Qué ha pasado? ¿Otro tiroteo? Pero no hay sonido de balas, o lloros...

          María normalmente se metería en casa a navegar por el ancho mundo, pero hoy no quiere volver.

          Así que, sólo para perder más tiempo, se zambulle en el caos a preguntar. "Disculpen, ¿qué ha pasado? ¿Puedo ayudar?" Pregunta a las personas que escuche más mayores, o bien estén cerca de las sirenas de policía. Eso la protegerá.

            Bailey sostiene el móvil en el aire, sobre su rostro. Está recién duchada después de una carrerita por el bosque con su perro, y ahora su pelo rubio, radiante y salvaje como siempre, humedece la almohada mientras lee los mensajes. Al fin, deja escapar un suspiro.

            Aislinn O´Shea. Bailey no la conocía de nada, y ahora que dicen que está desaparecida siente un pequeño pinchacito de vergüenza y de interés. Ojalá no le haya pasado nada. ¿Cómo se sentirán sus padres en ese momento? ¿Sabe ya su hermana en Boston lo que ha pasado?

            Bueno, realmente nadie sabe qué le ha pasado a Aislinn, ¿no? Quizá ni siquiera la propia Aislinn...

            Ese fugaz pensamiento inquieta un poco a Bailey. Prefiriendo no pensar en ello, la chica deja escapar el móvil de entre sus dedos. Al minuto de dar éste en las sábanas de su cama, Bailey se levanta y a los pantaloncitos excesivamente cortos y la camiseta negra un tanto insuficiente que lleva puestos añade una chaqueta de chándal blanca que se cierra hasta el cuello, casi totalmente, antes de deslizar sus pies al interior de unas suaves y vergonzosamente rosadas zapatillas de andar por casa (las caras y orejas de conejo directamente están puestas a mala idea). Entonces, antes de salir de su habitación, recoge su móvil y lo mete con facilidad en el enorme bolsillo de su chaqueta.

            Bailey sale al pasillo de una mansión de época del siglo XIX. Madera pulida y decoración de buen gusto, aunque eso a Bailey le da igual. Es su casa, y eso es lo que importa. La chica de 17 años recorre un pasillo iluminado de una manera reconfortante por lamparitas discretas y de bajo consumo que sustituyen a lo que una vez fueran linternas de llama. Pasa por delante de varias habitaciones antes de descender unas escaleras de caracol y asomarse al cuarto de estar.

            El salón que utilizan su padre y ella para la vida diaria es enorme, pero el espacio que de verdad ocupan es pequeño: la chimenea, con un televisor enorme encima, una mesa de café demasiado grande en comparación con lo que uno esperaría, un sofá mullido, y el sillón de King. El joven Border Collie, blanco y negro, avispado y adorable como pocos, parece estar viendo una película de guerra en la televisión cuando percibe su presencia, y su oreja se sacude por un instante. El animal levanta la cabeza y mira en su dirección, y Bailey reprime una risita. Mientras Bailey avanza hacia el sofá, King mueve la cola con alegría, aunque no la suficiente para levantarse de su cómodo descanso. Al menos no todavía.

            Alan Bruer está sentado en el sofá, de espaldas a la puerta por la que ha entrado Bailey. El padre de Bailey no es muy fan de las películas bélicas, pero las noches de un escritor en parón pueden invitar a probar cosas nuevas. O al menos eso se le ocurre a Bailey. El caso es que de espaldas a ella y con tiros y explosiones delante, no es de extrañar que King se diera cuenta de su llegada mucho antes que su padre. Bailey da la vuelta al sofá, y con movimientos prácticamente entrenados se acurruca junto a su padre, que se ajusta sus gafas con una mano mientras extiende su otro brazo sobre los hombros de su hija. No pudo evitar notar que la chica aún tiene el pelo húmedo, pero antes de poder decir nada, Bailey ya le ha puesto delante la pantalla de su móvil, con los mensajes sobre Aislinn.

            "Dicen que ha desaparecido una chica de onceavo curso."

            A mitad de frase, King se une a padre e hija sobre el sofá, reclamando su lugar en el regazo de Bailey. En otros tiempos, tiempos mejores, más dulces y felices, ese regazo habría sido el de Carrie, la madre de Bailey. La joven posa su mano suavemente sobre la nuca de King y le rasca detrás de las orejas con una sonrisita suave y agradecida. Para Bailey, Alan y King son su refugio en un mundo a veces extraño e inquietante.

            Elijah escucha el 'swish' de la pelota entrando limpia en la red y ve a Amari mostrarle los dos pulgares hacia arriba en tono de aprobación.

            "Tu tiro ha mejorado mucho, Eli. Pronto tirarás mejor que el imbécil ése de DJ".

            Su hermano intentaba darle ánimos, pero Elijah tenía cierto complejo en cuanto a su tiro y las palabras de Amari comparándolo con Dylan no eran lo que necesitaba en ese momento. Con su altura y condiciones físicas, sabía que su potencial global era mucho mayor al de su compañero, pero a día de hoy DJ era uno de los mejores lanzadores del estado a nivel escolar y la primera opción de tiro en el equipo. Sabía que era complicado que dos recruits de un mismo instituto terminaran becados en una universidad de prestigio, así que la competencia era clara y sin cuartel. Amari le ve serio y parece preocuparse:

            "¿Estás bien? ¿Estás preocupado por esa chica? ¿Es amiga tuya?", pregunta, siempre curioso, mientras entráis en vuestro bloque y escucháis a la señora Jennings pegarle gritos al holgazán de su marido.

            "Está bien que te pases el día bebiendo cerveza barata y viendo la televisión, solo te pido que por lo menos ¡no seques tu ropa interior en el microondas!"

            Amari se ríe y entráis en vuestra casa, siempre llena de gente.


            PAL

            No sabes dónde vive la familia O'Shea. Es una familia respetada en la escuela, pero modesta y discreta que solo se deja ver en los festivales de música de su hija o cuando la mayor, Anna, recibía algún premio estudiantil. Sabes que Anna había hecho prácticas en Radio Wisp durante su último año de instituto, tu tío la había mencionado en alguna conversación vagamente.

            Milly hace un intento de dirigirse a la casa de Aislinn, pero pronto se da cuenta de que no tiene información suficiente para empezar su búsqueda. Con un suspiro, se resigna y se deja caer en su vieja silla de piel, desgastada por el uso constante. Enciende su ordenador y se sumerge en el mundo de Twitter, decidida a escribir un mensaje. Después de unos minutos de reflexión, publica su tuit. No pasa mucho tiempo antes de que Leo lo vea y le responda.

            @LuckyCat_Leo
            "Dicen que vive cerca de la plaza del mercado. Tampoco es que los O'Shea se dejen ver mucho ahora que Anna no está. #SleuthsAtWork"


            María, con sus vendas visibles en lugar de las típicas gafas de sol, atrae algunas miradas en el pasaje. No le importa ser el centro de atención; de hecho, prefiere los cuchicheos a ceder ante las expectativas de los demás. Mientras se abre paso, un hombre de unos cincuenta años, con una apariencia desaliñada, la reconoce. "Ah, si es la pequeña María de los Abellán," dice con un tono que mezcla sorpresa y familiaridad. Otro hombre, con una sonrisa burlona, se une a la conversación: "¿No deberías ser tú quien nos diga qué ha pasado?".

            Antes de que María pueda responder, un joven enclenque se acerca y la toma del brazo, alejándola un poco del grupo. Su perro guía, Esclavo, gruñe ante el contacto abrupto. "Ey, tranquilo, perrete. Soy Carlos, Carlitos, de décimo curso," le dice el chico a María, intentando calmar la situación mientras levanta las manos. Ella no lo reconoce de inmediato. "Tú y Eric me ayudasteis con mi trabajo de fin de curso el año pasado," añade, esperando que ella lo recuerde. Y lo hace.

            "Oye, ¿sabes algo de Aislinn O'Shea? Ha desaparecido y la policía está preguntando por ahí," comenta Carlos con un tono de preocupación. "Creo que era de tu curso, ¿no?"


            Alan Bruer, el padre de Bailey, tiene ese aire de un escritor que ha vivido historias tanto en la vida real como en su imaginación. Aunque su cuerpo muestra signos de cansancio, sus ojos brillan con una sagacidad e inteligencia literaria que no se ha desvanecido con el tiempo. En respuesta al suave asalto de Bailey, se endereza en su asiento, intercambiando sus gafas habituales por unas para leer de cerca. Se sumerge en la lectura durante unos minutos antes de quitarse las gafas y dirigir su mirada hacia Bailey, su expresión mezcla de reflexión y curiosidad.

            "Es la hermana de esa muchacha periodista, ¿verdad? La que dirigía el periódico escolar hace unos años," dice, su voz llena de recuerdos. "Siempre quiso entrevistarme, pero nunca me han gustado las entrevistas. Suelen ser una experiencia pueril. Además, ella tenía una habilidad especial para indagar más de lo normal y si algo me gusta menos que las entrevistas pueriles son las entrevistas que no lo son..." Alan se pierde por un momento en sus pensamientos antes de volver a la realidad. "¿La conoces bien?", pregunta con genuino interés, mirando a Bailey con curiosidad.

              Isolee Otro hombre, con una sonrisa burlona, se une a la conversación

              María siente que sus mejillas se empiezan a enrojecer y a estallar de ira. ¿Qué vas a saber tú, capullo?

              Antes de que pueda explotar y decir algo de lo que arrepentirse, alguien se la lleva. Al principio está confundida, pero al escuchar sobre su trabajo y de Eric, empieza recordar.

              "Oh, perdona pero... ¿mm? ¡Ah! Carlitos, ¿el del excel, las macros y los informes? Perdona que no te recordara... ¡Tu trabajo fue muy impresionante! Tienes talento, deberías pasarte por el club de informática" María empieza a sonreír honestamente. Por fin alguien decente con quien hablar hoy.

              Su felicidad no dura mucho al hablar de la chica desaparecida. ¿Aislinn? Claro, era de su edad, pero... "no la conocía muy bien. Sé que era simpática y tenía sus fans en clase. Pero no me hablaba con ella." Y, efectivamente, no sabía nada de lo que le había pasado. Maldita esa, ese gilipollas tenía razón, aunque lo dijera de broma.

              María sopesa por un momento. Ir a casa sigue sin ser atrayente de momento, y para una persona decente con la que se encuentra hoy... espera, ¡no! Eso no es lo importante. María, como ciudadana estadounidense honesta que es, debería...

              "Deberíamos hablar con la policía. Quizá ellos sepan algo más, y es nuestro deber como ciudadanos informar" María repite casi robóticamente pero orgullosa de sí misma. Coge la mano de Carlos para no perderlo y que le ayude a caminar "¿vamos?".

              Tendrá que tirar de la correa de Esclavo. No es el camino habitual y no le gustan los ruidos, pero como buen perro guía entenderá que hacer.

              //Entiendo que la policía está cerca a una distancia caminando asequible. Si no es así y lo he entendido mal, modificaré el escenario para preguntarle lo que sabe de la desaparición.

              Isolee Alan Bruer, el padre de Bailey, tiene ese aire de un escritor que ha vivido historias tanto en la vida real como en su imaginación. Aunque su cuerpo muestra signos de cansancio, sus ojos brillan con una sagacidad e inteligencia literaria que no se ha desvanecido con el tiempo. En respuesta al suave asalto de Bailey, se endereza en su asiento, intercambiando sus gafas habituales por unas para leer de cerca. Se sumerge en la lectura durante unos minutos antes de quitarse las gafas y dirigir su mirada hacia Bailey, su expresión mezcla de reflexión y curiosidad.

              “Es la hermana de esa muchacha periodista, ¿verdad? La que dirigía el periódico escolar hace unos años,” dice, su voz llena de recuerdos. “Siempre quiso entrevistarme, pero nunca me han gustado las entrevistas. Suelen ser una experiencia pueril. Además, ella tenía una habilidad especial para indagar más de lo normal y si algo me gusta menos que las entrevistas pueriles son las entrevistas que no lo son…” Alan se pierde por un momento en sus pensamientos antes de volver a la realidad. “¿La conoces bien?”, pregunta con genuino interés, mirando a Bailey con curiosidad.

              Bailey disfruta del peso y el calor de King en su regazo, y mirarlo a los ojos. El perro se relame los labios y empieza a relajarse, entrecerrando los ojos. Mientras su padre deja bien claro que no le gustan mucho las entrevistas, Bailey deja sus ojos sobre su perro, pero pone toda su mente en escuchar a su padre. Es un buen truco, si eres un poco lenta, y Bailey es consciente de sus limitaciones.

              Ante la pregunta de su padre, Bailey trató de hacer memoria, pero realmente no había mucho en lo que escarbar. "Qué va. La he visto algunas veces, pero nunca he hablado con ella. Si la poli me pregunta, ni idea qué decirles."

              Tras soltar un pequeño suspiro, Bailey esta vez vuelve su atención hacia su padre, estirándose para poder mirar hacia arriba, a sus ojos. "¿Mañana necesitas que haga algún recado?"

              Dado que Alan era un tipo más bien hogareño, normalmente es Bailey quien se ocupa de hacer según qué recados. Alguna vez, Bailey se preguntaba si eso no sería en realidad un problema. Si no estaba mimando demasiado a su padre, por decirlo de alguna manera. Pero ese pensamiento no solía perdurar en la mente de una ocupada y ajetreada adolescente de 17 años.

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                Isolee @LuckyCat_Leo
                “Dicen que vive cerca de la plaza del mercado. Tampoco es que los O’Shea se dejen ver mucho ahora que Anna no está. #SleuthsAtWork”

                Milly responde en Twitter a su compañero del periódico:

                @Milly Pencott
                "¡Gracias Leo! 😘
                En el insti podremos preguntar a la gente de su clase, ¡alguien tiene que saber dónde vive! Le escribiré a su hermana en el correo del periódico de Boston también, ¡que sepa que la nueva generación de periodistas del Pine Ridge hará todo lo posible por esclarecer su desaparición!

                No te olvides de escuchar al tío Alex esta noche en la radio, seguro que habla del tema.

                PD: ¡¡¡Ah!!!! Y tengo que decirle lo que nos ha pasado en El Puente Colgante, ¿quién mejor que él para explicarnos lo ocurrido? Puede que lo comente en el programa.

                Milly busca en Google la web del periódico de Anna O'Shea, la dirección de contacto de la periodista y le deja un mensaje:

                Hola señorita O'Shea,
                Soy una estudiante senior del Pine Ridge, del club de periodismo, y una fan suya, la considero un modelo a seguir. Lamento mucho la noticia de la desaparición de su hermana, y quiero que sepa que el club de periodismo hará todo lo posible por ayudar a su búsqueda. Por eso le pido que nos dé cualquier información que pueda sernos útil para encontrarla, los estudiantes conocemos los entresijos del instituto mejor que nadie y podríamos atar cabos que se le pase a la policía.

                También me gustaría hablar con sus padres, pero no conozco bien a su hermana (va un curso por debajo de mí), ¿podría pasarme su dirección?

                ¡Gracias!
                Atentamente,
                Milly Pencott

                A continuación Milly le escribió un mensaje a su tío Alex sobre lo que les había pasado a ella y Leo en El Puente Colgante, comentando la desaparición de Aislinn, y diciéndole que con tantas novedades, esperaba con ganas su próximo programa de radio.

                Acto seguido, encendió la radio y se puso a buscar en internet cualquier cosa sobre la familia O'Shea. Quién sabe, igual encontraba su dirección, o había alguna noticia reciente que pudiera tener relación con la desaparición de Aislinn.

                Búsqueda en internet:

                🎲

                • Lyn

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                  • Editado

                  Ronan sigue preguntando a Ralph sobre la desaparecida. Es curioso que estuviera en su misma clase y no supieran apenas nada de ella. Lo que sabían lo sabían más por los cotilleo del pueblo que por otra cosa. Aunque eso en verdad se podía aplicar a él mismo. Pensó que si desaparecía muchos se preguntarían que aspecto tenía ese tal Ronan del que hablaba.
                  La voz de Shioban le distrajo de sus pensamientos.
                  -La cena, la cena, Ronan. Tenemos que cenar ya, eso tranquilizará a mamá.
                  Cierto, piensa Ronan. Así que se afana en terminar de cocinar mientras piensa en qué quizás pueda echar después un vistazo en Internet y descubrir algo más.
                  Se pregunta cómo es posible que una chica de su clase haya desaparecido. El pueblo es muy tranquilo, incluso aburrido para su gusto. ¿Por qué entonces una chica como ella tan "perfecta" podría desaparecer así? Sonaba casi como a un chiste. Un escalofrío recorrió su espalda mientras iba poniendo la comida en los platos. Realmente esperaba que la, desaparición fuese una tontería una niñería, pero su instinto le decía que algo no iba bien en todo esto. Debería investigar un poco más, eso es lo único que tenía claro ahora mismo mientras no deja de pensar en esa serie de Lynch.

                    Lyn

                    Ronan, tírame 1d6 para un chequeo de Percepción.

                    • Lyn respondió a esto

                      Isolee Amari se ríe y entráis en vuestra casa, siempre llena de gente.

                      -Ya llegamos!

                      Dice Elijah mientras deja la pelota en la entrada y va a la cocina a buscar algo para cenar.

                      -Apestas a sudor. Vete a ducharte- le dice su madre.

                      -Ya, ya... Me extraña que no me hayas preguntado por la chica desparecida mamá. ¿Ha venido la policía a preguntar?

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                      María, desorientada en la búsqueda de la patrulla que ha hecho acto de presencia en el barrio del Pasaje, sigue a su perro, Esclavo. El animal, aunque entusiasmado con su misión, parece igualmente confundido y su instinto termina llevándoles frente a una camioneta en la que un hombre de mediana edad y cara de pocos amigos, vende perritos calientes como si estuviera perdonándole la vida a sus clientes.

                      "¿Qué miras, chucho? ¿Acaso sabes leer?", dice señalando el rótulo encima del mostrador. "Exacto. Ahí pone Hot Dogs o, lo que es lo mismo, salchichas de perro caliente. Ahora lárgate de aquí si no quieres convertirte en la ronda de mañana. Y vosotros con él, mocosos. Ya he quedado servido de sabuesos de mierda por hoy".

                      Fallo en la tirada de Percepción


                      Alan asiente con algo de timidez, sintiéndose mal por depender tanto de su hija. "Sabes, Bailey, la señora Doyle nos trajo otra de sus cestas de verduras hoy. Me gustaría devolverle el gesto. Quizás podríamos encontrar algo especial para ella, algo del Mercado de Santa Úrsula. Tal vez una caja de bombones exquisitos, algo que ella y su marido puedan disfrutar juntos." Su voz lleva un tono de gratitud y respeto, pero también nostalgia y un punto de envidia.

                      Mirando a Bailey, su voz adopta una seriedad suave. "Y sobre lo de la policía y la desaparición de esa chica, Aislinn, no te agobies demasiado. Resolver ese misterio no es tu carga que llevar. La vida ya tiene suficientes complicaciones sin sumarle las preocupaciones de los demás."

                      Luego, con una mirada más ligera, pero igualmente sincera, Alan añade, "Y por favor, intenta disfrutar un poco más de la vida, Bailey. Eres joven, y esa juventud es fugaz. No la malgastes preocupándote constantemente."

                      La conversación se desvanece suavemente, dejando en el aire una sensación de nostalgia y calma.


                      Milly encuentra el correo profesional de Anna O'Shea sin demasiados problemas. Es una de las periodistas jóvenes más prometedoras de la región de Nueva Inglaterra y su sección de Sucesos en el "The Boston Globe", aunque de apenas un año de vida, ha tenido una acogida excepcional, especialmente en redes.

                      Sin perder tiempo, Milly se lanza a una búsqueda en internet, siguiendo el rastro de Aislinn a través de Anna. Tras un rato, y casi más por morbo que por esperar encontrar alguna pista, entra en la página web de la escuela, específicamente a la sección dedicada a la Clase del 2015 de Pine Ridge. Entre las fotografías del pasado, una en particular le causa una impresión profunda: una imagen de una joven Anna junto a su familia. Lo que realmente capta la atención de Milly es la presencia de dos niñas idénticas en la fotografía: Aislinn y otra niña, su gemela, prácticamente iguales excepto por una leve diferencia en altura. Milly se encuentra intrigada, tratando de discernir cuál de las dos es la desaparecida Aislinn, aunque no está completamente segura, como no lo está de que ese sea ahora el único misterio.

                      Éxito en la tirada de Inteligencia (Investigación)


                      Shanti se erige como una figura inquebrantable y determinada, la matriarca indiscutible del clan familiar. Su liderazgo se cimenta en una mezcla de fuerza y resolución, contrastando marcadamente con la actitud de George, su esposo. Él, más absorto en sus labores en el puerto y ocasionalmente en escapadas con los amigos al Pasaje del Alquitrán, muestra poco interés en los asuntos domésticos. La educación de sus hijos parece ser un tema ajeno a sus preocupaciones, a diferencia de Shanti, quien, pese a sus errores, se esfuerza por guiar a sus hijos hacia un futuro digno, lejos del ejemplo de su padre.

                      En medio de estas reflexiones, Elijah observa cómo su madre adopta una postura desafiante, con los brazos en jarra. "Los policías patrullan el barrio a diario. Hoy buscan a una niña blanca desaparecida, sí. ¿Y qué? Estará con alguien que la habrá engatusado. Pero tú, Elijah, concéntrate en el juego", le dice Shanti, tocando con un dedo su pecho. Aunque no es alta, cuando se enfada su presencia impone más temor que la del propio Coach Benson, piensa Elijah.

                      "¡¿Tienes algo que ver con eso?!", inquiere Shanti de repente, sopesando esa posibilidad con un súbito atisbo de pánico.

                      En ese momento, Georgie, el hermano mayor de Elijah, entra en la casa y saluda a su hermano con un puñetazo entre bromista y enérgico en el hombro. "¿Cómo va a conocer él a una niña del Centro? Y blanca, además. Si ni siquiera ha logrado invitar a una animadora a salir, siendo la estrella del equipo de baloncesto. Y esas van a quince dólares la media docena", se burla, golpeando el hombro de su hermano con fuerza.

                      "¡George, no le pegues en el hombro!", interviene Shanti, preocupada, mientras consuela a Elijah, su última esperanza para la redención y el progreso de la familia Musa.


                      La cena discurre normalmente, con Ronan dándole de comer a su madre, presente ahora en Innisport solo de forma física. Al otro lado de la mesa, Siobhan observa a su hermano ausente, más taciturno de lo habitual, pensando quizás en su compañera desaparecida. Tan madura como siempre, coge la cuchara de la mano de su hermano sin mediar palabra y sonríe a su madre, retomando la tarea de Ronan.

                      "Está delicioso, ¿no es así, mamá? Ronan y yo hemos seguido la receta de la abuela Fiona. Aunque claro, nunca sabe tan bien como cuando tú lo cocinas. Estoy segura de que cuando te recuperes, nos lo demostrarás otra vez...", dice Siobhan con una mezcla de esperanza y nostalgia.

                      Al escuchar a su hermana hablar, Ronan se aparta momentáneamente de sus preocupaciones sobre Aislinn para centrarse en su hermana. Aunque duda de si Siobhan cree realmente en la recuperación de su madre, le duele en el alma escucharla hablar con tal ternura y esperanza. De pronto, un detalle capta su atención, percibiendo un cambio en su hermana. Falta el colgante que la abuela Fiona dejó a Siobhan al fallecer, una reliquia familiar que Siobhan siempre había atesorado desde niña. Ronan se sorprende al notar su ausencia, un adorno que había sido un constante en el cuello de Siobhan desde la muerte de su abuela paterna, que había seguido poco después a su padre, posiblemente abatida por el dolor.

                      Éxito en la tirada de Percepción

                        //¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Una hora, dos?

                        "Ehh vale vale... ya nos vamos... qué mal genio... si me entero de quién eres te hundiré a críticas negativas..."

                        Era esperable. Buscar con prisas no era su punto fuerte, por motivos obvios.

                        "Perdona... te hecho perder el tiempo, Carlos" María ríe, de forma nerviosa y decepcionada consigo misma "miraré por internet, a ver qué pasa... pero bueno, ¿no es posible que se haya ido de casa?" María intentaba quitarle hierro al asunto. Aunque, sin información, no parecía lo más sabio. "Ya es tarde... nos vemos en clase."

                        //Si tengo suficiente tiempo (digamos, no es medianoche aún) hago lo siguiente:

                        María llega a casa, conecta su ordenador especializado con teclado táctil y reconocimiento por voz, y empieza a navegar por twitter a ver los comentarios general, ver qué se sabe hasta el momento, los principales rumores y, por supuesto, poner el mensaje de rigor:

                        @True-observer_María
                        Esperemos que Aislinn aparezca pronto. Todo mis ánimos a la familia 🙂 ^^

                          sora63

                          Llegas a casa y haces todo eso, pero además, gracias a tu gran inteligencia y mente analítica, caes en la cuenta de que el hombre ha mencionado estar harto de "sabuesos" y te maldices por no haber prestado atención a la clara referencia a la policía.

                          Tira 1d6.