Yngrid esa impresión me daba a mi también, pero nunca moví ficha, porque estaba casada, y su marido también era compañero y me caía bien, así que mi conciencia no me dejó darle lo suyo y lo de su prima, porque si me la hubiese empotrado, luego no hubiera podido mirar a la cara al marido, así que todo se quedó en el morbo de esas miraditas.