Todos
Pasa un buen rato hasta que Thorian aparece por fin en el claro.
Llega con paso tranquilo, casi de buen humor, sacudiéndose las hojas del hombro, como si la noche le perteneciera. Pero en cuanto ve el estado del templo, su expresión cambia. No de forma exagerada, pero algo en los ojos se enfría.
"Parece que el consejo del pueblo solo estaba enterado a medias de lo que ha pasado," dice, sin ceremonias—. "Algunos peregrinos huyeron en cuanto vieron a los muertos moverse."
"Un tal Hans, portavoz del consejo, me ha dicho que volvamos mañana a media jornada, que hablarán entre ellos y nos darán una recompensa."
Entonces mira hacia el interior del templo, y la ve.
Arhalyn.
Sentada.
Decapitada.
La pausa es breve, pero suficiente.
"Sé lo que estáis pensando. Pero esto… no parece obra de Calendor."
"Al menos no de él directamente."
"¿De Kildare?"
"Eso ya es otra historia."
Se cruza de brazos.
"¿Y ahora qué?"
"¿Qué queréis hacer?"