
Nombre: Monkey Island 2: LeChuk’s Revenge
Desarrolladora: Lucas Arts
Año de Lanzamiento: 1991

¿De que va? Guybrush Threepwood, tras los sucesos ocurridos en The Secret of Monkey Island, y su enfrentamiento al temible LeChuck, ya tiene a todo el mundo aburrido con aquella vieja historia. Por tanto, se plantea nuevos retos para aburrir a la población de las islas del Caribe con historias nuevas, y decide emprender la búsqueda del mayor tesoro y el más ambicionado por todos los piratas: el Big Whoop.

¿Por qué debe ser recordado? Si la primera parte fue para muchos la mejor aventura gráfica hasta el momento, esta segunda consigue superarla. Más grande, más divertida, más difícil y más elaborada, fue la culminación del creador Ron Gilbert, tanto que dejó el mundillo de las aventuras gráficas hasta 2017, y apoyado de manera importante por Tim Shaffer, y Dave Grossman, ambos implicados en otras aventuras de Lucas Arts y por tanto de las mejores de todos los tiempos.

Tras el primer capítulo, que se desarrolla en una isla llamada Scabb y que consiste en tratar de hacerse con un barco para abandonarla, el núcleo del juego nos lleva a encontrar cuatro partes de un mapa necesarias para localizar el Big Whoop, algo que no está claro lo que es, pero parece que podría tratarse del mayor tesoro de todos los tiempos. Para ello, la búsqueda se amplia a otras dos islas, y entre las tres hay que resolver enigmas interactuando con todo tipo de personajes y situaciones, algunos de ellos rebuscados con ganas. Inolvidables el duelo de grogs o el concurso de esputos, que implicaban patearse las tres islas resolviendo acertijos relacionados entre sí para triunfar.

No se puede hablar del Monkey 2 sin hablar de su música. Previamente Ron Gilbert y sus colegas habían desarrollado para otros títulos el motor del juego llamado SCUMM, y a ello los músicos y programadores Michael Land y Peter McConnell añadieron un componente llamado iMUSE, que no era otra cosa que un sistema según el cual cada escenario y situación tenía su propia música, pero la transición entre ellos estaba diseñada de forma que parecía todo el tiempo un mismo tema musical. El resultado era espectacular con esas melodías y ritmos caribeños compuestos por ellos mismos y fluyendo suavemente entre ellos mientras nos movíamos y realizábamos acciones.
Aunque el final, que no voy a contar aquí por si algún insensato no ha jugado a Monkey 2, nos deja cara de gilipollas, se trata sin duda de una de las mejores aventuras gráficas jamás hechas (si no la más) y cuenta con méritos sobrados para mencionarse en cualquier recopilación seria de videojuegos en general. En la actualidad se puede comprar en Steam y GOG algo llamado Edición Especial, con gráficos mejorados, pero con el detalle de que durante el transcurso del juego podemos pasar al modo antiguo en cualquier momento, que para mi gusto ha envejecido más que bien.
Recomendado para cualquiera que le gusten las aventuras gráficas. Que en jugabilidad es el género que mejor envejece.