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Personalmente, mi opinión sobre el roleo en este momento es la siguiente:
Isolee, si no quieres que los personajes se vayan a aventuras secundarias porque eso ralentiza la marcha del roleo, no nos pongas tantos anzuelos con sus cebos. Es un poco tonto e injusto hablar como que es culpa nuestra que no vayamos lo bastante rápido cuando nos metes aventuras secundarias apetitosas constantemente.
Hablando de esto: si quieres que nos larguemos de Daggerford, mal asunto combinar aventuras secundarias con una ley marcial. Eso no nos anima a salir más rápido de la ciudad, porque ahora tenemos que planificar cómo salir de ella recurriendo al subterfugio. Nosotros ya estábamos por marcharnos y nos has cerrado la ciudad.
Me gustaría que la gente roleara con más naturalidad en lugar de preocuparse por mecánicas. Veo cierto patrón que no acaba de gustarme donde os obsesionáis con tener las máximas ventajas posibles y no dejar ningún cabo sin atar. Eso se nota en cuestiones como los diálogos que se eternizan innecesariamente, siendo el de Milly y María con el hechizo un ejemplo perfecto, o que Melon se preocupe por qué hacer ahora que María ha quedado roque. Como si María fuera, por la regla de los segmentos de tiempo en ciudad, un pedrusco sagrado de veinte toneladas que donde cae se queda por mandato divino, y no una cría flacucha que la mitad de los personajes del grupo puede llevar en brazos (hasta ponerla a lomos de la otra mitad del grupo, que son caballos, un pony de carga, un huargo gigante y un perro, y creo que hasta el perro podría llevarla si no fuera porque le dejaría brazos y piernas raspados por el suelo). Yo esa actitud de buscar cada posibilidad mecánica la puedo entender en medio de un combate, pero fuera de él no. Al menos agiliza bastante las cosas tener a Rachel como líder para que ponga el punto final a planes y discusiones.